El Viejo Expreso Patagónico, conocido por todos como “La Trochita”, pasa sobre el arroyo Esquel apenas sale, cruza el camino a La Hoya y atraviesa nada menos que la mágica Ruta 40. Ahora, luego de estar sin actividad por un año, por cuestiones “pandémicas”, volvería a encender motores.
La vieja locomotora Henschel, construida en Alemania en 1922, es un testimonio vivo de un medio de transporte central para el desarrollo nacional y, particularmente, para la población patagónica.
Los vagones que la conforman están construidos en su totalidad con madera e incluyen una salamandra para dar calor a los pasajeros. El vapor disparado al cielo desde la chimenea de la máquina, invita todo el año a los pasajeros a conmoverse y dejarse atrapar por un trozo de historia.
“Apenas las condiciones sanitarias lo permitan, la intención es volver a poner en funcionamiento el servicio para retomar el recorrido que une a Esquel con la estepa de Nahuel Pan, en un paseo de tres horas, que entretiene y emociona a los turistas de todas las edades y procedencias”, explicó Miguel Sepúlveda, gerente de La Trochita.
Esquel cuenta, además, con el Paseo Ferroviario, que es un espacio que funciona en la antigua estación y en donde se exhibe una muestra permanente de artículos, imágenes y documentación histórica de La Trochita.
Este Paseo se trata de la estación original, el cual es un edificio pequeño, característico de la Patagonia, que invita a hacer un recorrido autoguiado una hora antes y hasta media hora después de la salida y la llegada del tren.
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