Las vacaciones sin cruzar fronteras: ¿moda o nueva normalidad? Lo que empezó como una solución durante las restricciones pandémicas, hoy se transforma en una elección consciente. El staycation propone vivir experiencias distintas sin alejarse demasiado del hogar: visitar museos, alojarse en hoteles boutique, escaparse a casas de campo o descubrir joyitas escondidas dentro de la misma ciudad.
“Se trata de disfrutar de una pausa significativa sin necesidad de recorrer grandes distancias”, señala Andrea Echavarría Rodríguez, directora de servicios al cliente en another.
Y los números acompañan: durante Semana Santa 2024, en Argentina viajaron 3.2 millones de personas dentro del país, y para este 2025, todo indica que el número crecerá con una lógica más regional y localizada.
Más turismo... pero más cerca
En toda América Latina, el turismo de cercanía muestra un boom. En Brasil, por ejemplo, se registraron más de 420 millones de búsquedas de viajes nacionales, con ciudades como Río de Janeiro, Porto Seguro y Maceió entre las más elegidas. En Colombia, el staycation se traduce en paquetes urbanos que combinan gastronomía, bienestar y cultura.
En Argentina, el turismo interno fue clave en la temporada de verano 2025. Según CAME, hubo una fuerte inclinación por escapadas breves y un consumo más medido. Buenos Aires, Salta, Mendoza, Bariloche y Mar del Plata encabezaron las preferencias, con una marcada tendencia hacia lo natural, cómodo y accesible.
¿Por qué gana terreno? Las ventajas de esta modalidad son múltiples y responden tanto a factores económicos como culturales y ambientales. En primer lugar, desde el punto de vista económico, el staycation permite reducir los costos de transporte, lo que hace que más personas puedan acceder a experiencias turísticas. Al mismo tiempo, dinamiza el consumo en sectores clave como la gastronomía, el hospedaje y el entretenimiento local.
En el plano cultural, esta forma de vacacionar promueve el redescubrimiento del patrimonio urbano, fortalece el orgullo por lo propio y estimula nuevas formas de mirar y habitar el entorno inmediato.
Por último, desde una perspectiva ambiental, el staycation reduce considerablemente la necesidad de desplazamientos largos, lo que implica una menor huella de carbono y contribuye a un turismo más consciente y sostenible.
Naturaleza, desconexión y experiencias con propósito
Otra microtendencia que acompaña al staycation es el auge del turismo rural y de bienestar. El redescubrimiento de alojamientos en entornos tranquilos —como cabañas, viñedos, casas de campo— responde a una necesidad creciente de desconexión digital y reconexión con lo esencial.
“Muchos buscan evitar aglomeraciones, pero no por eso resignan el disfrute. En ciudades como Córdoba, Rosario o Tucumán también crece la demanda de propuestas staycation que integren descanso, naturaleza y cultura”, destaca Echavarría.
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