En 1985 Miguel Ángel Rosales había decidido hacer a un lado la actividad industrial a la que se dedicaba, para dedicarse a lo que meses más tarde se convertiría en su modo de vida: la peluquería. “Había ido a una escuela técnica, y de ahí pasé a trabajar un tiempo en la industria y en el comercio industrial. Pero en los ´80 la cosa se puso compleja y empecé a buscar nuevos rumbos. Yo tenía habilidad con el arte, lo visual y lo manual y aunque en aquel tiempo existía mucho prejuicio, me largué: hice un curso en una escuela que enseñaban poco, pero yo creía que había aprendido mucho”, recuerda Miguel Ángel. Cursó mañana y tarde durante tres meses. Al cuarto, abrió su primera peluquería sobre Bv. San Juan al 600. Se llamaba Miguel Angel Coiffeur.
En aquel tiempo, el escenario no era tan prolífico como ahora. “Los salones y peluqueros nombrados eran pocos, selectos, cobraban el doble que otros, pero trabajaban muy bien. Armando Jabase Calas, Cachita… y otros. Unos de los que vienen de aquella época (que todavía están en el mercado) son los Hermanos Ber, que trabajaban mucho y tenían salones perfectos que yo admiraba mucho”, dice. Y allí radica una de sus principales virtudes que se convirtió en filosofía: admirar lo bueno de la competencia para reflejarse en lo mejor. “Yo les inculco eso a los alumnos, que traten de no hacer juicio, que aprendan de las virtudes y no de encontrar los defectos porque eso te hace referenciar mal, te hace creer que vos sos un poquito mejor y a lo mejor, no”, explica .
De “Miguel Angel Coiffeur” a “Rosales Estilistas”
Los primeros 10 años de la empresa fueron intensos y prolíficos, en lo profesional y en lo familiar. Rosales se convirtió rápidamente en referente del sector, las principales marcas de belleza querían trabajar con él y las modelos y escuelas de moda querían tenerlo cerca también.
En lo personal, casi al comienzo de su carrera, conoció a Zoly Silveira, su compañera de vida y madre de sus tres hijos (Sofía, Rodrigo y Victoria), que nacieron también en esa primera década. “Yo, personalmente, tenía cada vez más trabajo y si bien tenía empleados, la gente entraba al salón y preguntaba por Miguel Ángel. Trabajaba demasiado y estaba sobre demandado. Entonces, por sugerencia de un asesor de marketing, decidimos cambiar el nombre y pasar de Miguel Angel Coiffeur a Rosales Estilistas”, recuerda.
Los planes para la peluquería y la academia
Actualmente cuentan con dos salones propios (uno en Bv. San Juan 517 y otro en Lomas de la Carolina), una franquicia (Bv. Illia 274) y desde hace 7 años llevan adelante Rosales Academia (9 de Julio 456) por la que pasan más de 500 alumnos anuales.
La academia surgió casi naturalmente: “Nosotros generamos muchos estilistas. Hasta hace unos años tomábamos una persona con potencial, buena imagen y la formábamos como estilista. Así generamos nuestros empleados, pero luego se incorporaban al mercado y les iba muy bien porque salían con la filosofía Rosales. Entonces yo me dije a mí mismo ´Yo puedo pagar para enseñar o puedo cobrar para enseñar´, y así generamos la escuela hace 7 años que dicta la carrera de Estilista Profesional y cursos más cortos de 3 ó 4 meses”, cuenta el director de la empresa. Rosales Academia by L´Oreal está inspirada en el Salón Emotion de L’oreal Professionnel de Europa: “Nuestros valores más importantes son la responsabilidad y valor humano de nuestros estilistas y capacitadores, que dan lo máximo cada día”, dice con orgullo.
¿Cómo continúa el plan de expansión?
"Es un momento especial para visualizar expansión porque tratamos de cubrirnos de las incidencias de la economía general. Hemos estado preparando el modelo de franquicias, incluso el de la escuela en el que vamos a poner toda nuestra energía. Pero por ahora estamos a la expectativa de que se estabilice la economía".
La familia
Miguel Angel Rosales y Zoly Silveira se conocieron en Río de Janeiro y se convirtieron en socios de la vida y de la profesión. “Zoly se incorporó un año después de que comencé la empresa, y le fue poniendo carisma y mucho trabajo. Eso fue un gran sustento para la empresa. Ella le da una energía al lugar que no le dio ningún otro estilista”.
Más acá en el tiempo, en 2013 exactamente, se incorporó Sofía, la más grande de las hijas del clan Rosales, mentora de la escuela (actualmente vive fuera del país). Luego se sumó Rodrigo, que desde hace dos años y casi sin darse cuenta, fue tomando el rol de director de la Academia apoyado en Victoria, su hermana, que estudia Administración de Empresas y “con gran personalidad para ordenar el trabajo” (en palabras de su padre).
Todavía no asoma la tercera generación, pero “debería ocurrir que esta empresa trascienda. Hemos puesto mucho trabajo de familia, hemos sacrificado espacio, pero con placer, los chicos se han criado en la peluquería”, anhela Miguel Ángel.
Producción: Soledad Huespe
Fotografía: Virginia Huespe
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