Pero aquel proyecto pronto quedó convertido en el turismo con mayor éxito en las pistas, con nada menos que 17.970 unidades de producción puestas en circulación: una cifra excepcional teniendo en cuenta que el objetivo, para cumplir con la normativa de la FIA, era ensamblar al menos 5.000 ejemplares.
M3 E30: Primera generación
El motor que equipó la primera generación del BMW M3 era un cuatro cilindros que se fabricaba en grandes series, aunque llevado a 2.3 litros. La decisión de montar una motorización de cuatro cilindros en lugar de uno de seis cilindros, que ya se utilizaba en el BMW Serie 3 desde 1977, tiene varias explicaciones. Se quiso ahorrar el máximo peso posible y, además, el cigüeñal de mayor longitud del motor de seis cilindros que empleaba BMW, tenía mayor tendencia a vibrar antes a altas revoluciones que el de cuatro cilindros, algo que no era viable en un auto pensado para competir.
Con una potencia de 200 caballos, el M3 cambiaba numerosos elementos con respecto a los BMW Serie 3 convencionales, como la dureza y geometría de suspensiones. Los frenos, equipados de serie con ABS, tenían discos ventilados en el tren delantero y contaban con una bomba de alta presión accionada por el motor, que también alimentaba la dirección asistida. Mención aparte merece el minucioso diseño aerodinámico, que ofrecía un excelente coeficiente de 0,33 y que, en comparación con otros modelos de dos puertas de la Serie 3, reducía la fuerza ascendente en el eje delantero a la mitad y a menos de dos tercios en el tren trasero gracias al efecto del alerón.
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