El petróleo, a medida que se extrae, va “empastando” las cañerías. Si estas no se limpian regularmente, se tapan. Y todo colapsa. Esa es la razón por la que en cada boca de pozo hay bombas dosificadoras que van inyectando antioxidantes y desincrustantes para liberar los caños. Y, así, maximizar la producción.
Cuatro ingenieros cordobeses -socios de EDGE SA- detectaron que si podían hacer que los costos de mantenimiento de estos equipos fueran más bajos, las empresas se interesarían por su producto.
“Nosotros empezamos en 2014 desarrollando cromatógrafos para hidrocarburos. Obtuvimos un préstamos estatal y vendimos algunos equipos cuando empezó a despegar Vaca Muerta. Pero luego el precio internacional del petróleo y cambios en condiciones macroeconómicas nos cambiaron la ecuación y tuvimos que reinventarnos”, cuenta Gabriela Albert, ingeniera química y una de las socias de la firma cordobesa.
Sus otros tres socios son Diego Rodríguez, un experimentado asesor tecnológico de empresas de servicios petroleros en Medio Oriente, Amadeo Sasia y Walter Peresson. Todos ingenieros electrónicos.
“En marzo del año pasado empezamos a fabricar estos dosificadores volumétricos que inyectan químicos a alta presión. El diferencial de nuestro producto es que pueden manejarse de manera remota, a través de un celular, con equipos de geoposicionamiento y con autoalimentación energética con paneles solares” aporta Sasia.
Es decir: la petrolera podía saber al instante si una de estas bombas estaba descompuesta, cuál era su desperfecto (si no son mecánicos se pueden resolver vía online) y dónde estaba ubicada. Con esto lograban una importante reducción en los costos de mantenimiento y una mejora de la productividad, una buena combinación para concretar una primera venta.
Y esta se concretó el año pasado cuando ganaron una licitación para proveer a la Kuwait Oil Company (la YPF de Kuwait) de 100 bombas y 350 controles (electrónica y software). Un negocio por el que facturaron alrededor de un millón de dólares.
“Después de eso nos pidieron otras 130 bombas pero ahora le sumaron las plataformas y los tanques, sensores, etcétera. Ya estamos trabajando para llegar con ese pedido y seguramente esto nos abre la puerta para otros desarrollos petroleros en Oriente Medio”, aporta Peresson.
¿Y en el mercado interno?, preguntamos. “En el mercado interno aún no hemos ofrecido este producto pero queremos enfocar aquí una estrategia comercial este año. De nuestra experiencia previa con los cromatógrafos percibimos que es difícil romper con el paradigma de que ‘lo de afuera siempre es mejor’, que la tecnología que se desarrolla en Argentina es de menor calidad o no es de vanguardia y cuando se trata de inversiones importantes para las compañías la tendencia es optar por marcas muy instaladas y reconocidas del exterior, aun cuando los precios y capacidad de brindar servicios sean muy conveniente. Pero tenemos confianza que con nuestros equipos vendidos y aceptados en el exterior esta vez se nos va a allanar el camino”.
Quizás también ayude el contexto provincial: a pesar de que Córdoba no está en una zona petrolera, cada vez son más las empresas locales que se suben al tren de esta industria. “Acá hay materia gris, hay un polo industrial y tecnológico muy importante y muchas empresas con capacidad instalada y conocimiento para acompañar desarrollos en este sector”, apuntan. Un dato lo comprueba: en el Cluster de Petroleo, Gas y Minería ya hay 150 asociados. (GL)
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