Abraham Moles definió el estilo kitsch en su libro “El Kitsch, el arte de la felicidad” como un “fenómeno connotativo, intuitivo y sutil”.
Lo cierto es que una de las principales características del estilo es que se guía por el principio del “más es más”. Ideal para los coleccionistas y personas más osadas que se animan al contraste de colores, formas y texturas.
Nada debe combinar ni escasear. Lo cierto es que el origen de la palabra proviene del alemán y date de la Munich de 1860. Hace referencia a la relación del hombre con las cosas y corresponde a una época de florecimiento estético caracterizada por la ausencia de estilo.
¿Cómo conseguir un espacio kitsch en casa?
Apelar al color: los tonos brillantes y plenos son básico para este tendencia. Deben contrastrar y, a partir de este efecto, logran el “equilibrio” justo para una sala kitsch.
Coleccionar: el estilo otorga la licencia de guardar objetos que, sin ninguna funcionalidad, le brindan sentido estético a la sala. Desde muñecas hasta figurillas de acción, todo vale.
Texturas: como todo lo vale y “más es más”, se recomienda implementar todo tipo de materiales y estampados para realzar el sentido kitsch de la sala.
Excentricidades: hemos observado salas con cabeza de ciervo para la pared hasta pisos de acrílico emulando agua. Todo vale y mejor si es junto. En este sentido, recomendamos invertir en una pieza de mobiliario o decoración “extravagante” que represente el espíruto del estilo como así del dueño de lugar.
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