La Yrigoyen les quedó “grande” a los gastronómicos (eso dicen).
El cierre del local de Sushi Club en Nueva Córdoba reavivó el debate sobre los precios de los alquileres en el tradicional barrio, más precisamente en la Av. Hipólito Yrigoyen. La pregunta es: ¿los propietarios se volvieron locos o la zona les quedó “grande” a los negocios de gastronomía? El primero es el argumento que esgrimen los comerciantes al explicar las causas por las que tuvieron que dejar sus locales, pero no son pocos los que aseguran que no se trata de ambiciones desmedidas de los dueños de los locales -por qué razón expulsarían a un inquilino seguro a riesgo de tener el local vacío por meses como sucede con el local de Creambury (ex La Fenice)-, sino de una adecuación de los precios del mercado en una zona que ha sido jerarquizada en los últimos tiempos, en el corazón de la llamada “media legua cultural”. En el caso específico del rubro gastronómico, para que un negocio sea viable el alquiler del local no debe superar el 10% de los costos fijos; es decir, que para bancar, por ejemplo, los $ 25.000 que piden por el local donde funcionaba hasta hace poco Sushi Club, el restaurante debería facturar no menos de $ 250.000, y para los franquiciantes que abrieron un Creambury en el ex La Fenice tendrían que vender más de $ 300.000 en helados todos los meses para soportar el costo del alquiler. ¿Será que la Av. Yrigoyen se empieza a volver inaccesible para los gastronómicos?
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