Líneas góticas, de siglo XIX, torres y cúpulas... sólo falta el dragón, la princesa y una buena pieza de minué.
Don Enrique Beschtedt, viudo y con una sola hija, Irene, adquirió esta propiedad en 1841. Se trata de una obra neo-gótica del arquitecto belga Ernesto Moreau para diseñar y construir el castillo neo-gótico.
La casa original se encontraba entre dos ombues y allí vivieron Enrique y su única hija, Irene. Años más tarde la joven se casó con el Dr. Domingo Fernández, dando comienzo a la dinastía Fernández Beschtedt y con el tiempo sumaron tierras y ampliaciones edilicias.
El castillo da cuenta del esplendor de estilo neo-gótico pero guarda respeto hacia el entorno en el que se cuentra ya que la familia siempre respetó los árboles y la naturaleza. Los parques fueron diseñados por el paisajista belga Flamand. Existe una gran variedad de árboles, muchos de especies autóctonas, y recién ue culminado en 1897.
En 1913 los Fernández Beschtedt abandonaron la propiedad. La nueva dueña fue Matilde Golpe Brañas, viuda de Manuel Naveira con quien tuvo un solo hijo, José Roque Naveira Golpe quien amplió el castillo aún más al contratar al mismo arquitecto de antes y este era un experto del arte gótico.
Respetando el jardín, no permitió que los árboles plantados por los antiguos dueños se perdieran y así la casa y el parque siguieron creciendo alrededor de la vegetación y no al revés. Gracias a esta decisión hoy la propiedad cuenta con árboles de más de un siglo de vida.
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