Es la marca de guitarras elegida por grandes estrellas de la música como B.B .King, Eric Clapton, Keith Richards, Jimmy Page, Pete Townshend y Lenny Kravitz. Pero ni su prestigio durante más de 100 años ni su estatus de leyenda le alcanzaron para evitar su actual crisis. La empresa estadounidense Gibson, una de las mayores fabricantes de guitarras del mundo, presentó ayer un pedido a la justicia comercial para declararse en quiebra junto a un plan para reflotar la compañía.
Gibson presentó el pedido al tribunal de bancarrotas del Estado de Delaware, en el noreste de Estados Unidos, para "protegerse de sus acreedores", aunque parte de ellos podrían pasar a convertirse en accionistas, según informó la empresa en un comunicado.
La compañía tiene sede en la ciudad estadounidense de Nashville y vende más de 170.000 guitarras al año en 80 países. Para respaldar la solicitud de bancarrota, la compañía argumentó que cuenta con el apoyo de muchos de sus acreedores para llevar adelante el plan que permitiría su supervivencia.
La empresa debe más de u$s 500 millones y podría obtener un nuevo préstamo de hasta u$s 135 millones para mantenerse en el negocio, según un informe de la agencia de noticias Bloomberg. La razón del pedido de quiebra de Gibson es la baja en la venta de instrumentos, así como una estrategia de recortes que no logró contener una caída financiera devastadora que generó nerviosismo entre sus acreedores, de acuerdo a un análisis de la agencia EFE.
En distintos medios, señalaban como una de las explicaciones de la caída de Gibson los cambios de hábitos entre los jóvenes estadounidenses. Las guitarras eléctricas dejaron de ser un objeto deseado para los adolescentes que formaban bandas en los garajes de los suburbios. Hasta Eric Clapton se preguntó, el año pasado durante una entrevista, si había llegado "el fin de la guitarra".
La compañía estaba en dificultades financieras desde hace meses y enfrentaba un vencimiento de deuda crucial, que la obligaba a reembolsar antes del 1 de agosto, o refinanciar, u$s 375 millones en bonos.
El intento de diversificación de Gibson hacia sistemas de audio para clientes no profesionales a través de su filial Gibson Innovations habría desembocado en esta situación límite. Esta estrategia había comenzado en 2014 con la compra de parte de la empresa de entretenimiento holandesa Philips por u$s 135 millones. El grupo finalmente decidió dar marcha atrás, cerrar el departamento de productos de audio personales, y enfocarse en los instrumentos musicales y los sistemas profesionales de sonido.
La compañía que produce, entre otras, el famoso modelo de guitarra Les Paul, fue fundado en 1902 y tiene su sede en Nashville, uno de los lugares emblemáticos de la música rock, blues y country de los Estados Unidos.
Gibson Brands también es propietaria de los pianos Baldwin, creados en 1862 y adoptados por varios grandes nombres como Igor Stravinsky, Leonard Bernstein, Ray Charles y Dave Brubeck.
El presidente de Gibson, Henry Juszkiewicz, resaltó que la compañía había dado "pasos sustanciales" en los últimos doce meses hacia una reestructuración operacional. El plan propuesto ayer fue consensuado con los propietarios del 69% de la deuda de Gibson en 2018, según el comunicado de la compañía. Sumado a la inyección de u$s 135 millones, Gibson dispuso el cierre del departamento de dispositivos de audio personales que tenía tras la compra de parte del negocio de Philips.
Esa suma le permitirá, según explicó, contar con fondos para el negocio de instrumentos musicales y audio profesional, además de apoyar a sus principales proveedores y distribuidores y tener capital financiero utilizable, menos deuda material.
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