Garbarino suma otro foco de conflicto. A las demandas judiciales que le iniciaron acreedores, como Aerolíneas Argentinas y Boca Juniors, y la disputa gremial que encabezan trabajadores de las distintas unidades del grupo, se suma un nuevo capítulo en la relación de la cadena con los proveedores.
La empresa bajó los pedidos de mercadería y los fabricantes de electrodomésticos y equipos de electrónica comenzaron a interrumpir las entregas hasta que la compañía no regularice el pago de sus abultadas deudas.
"Cada día que pasa son menos los proveedores por el rechazo a seguir abasteciendo a la cadena. Ni siquiera, en consignación", admite una fuente allegada a Garbarino. En dos empresas del sector, también reconocen la situación.
Los mismos empleados hablan de una "parálisis comercial". Aseguran que se registran faltantes de mercadería y que varias sucursales no tienen sistema para operar. "Dentro del hermetismo que Garbarino maneja, sabemos que no están entregando mercadería porque no está pagando", expresó en diálogo con El Cronista una delegada gremial de la compañía.
"Buena parte de los locales están cerrados y los pocos que están abiertos están casi desabastecidos, sin poder vender ni cobrar cuotas o devolver los importes por las ventas no entregadas, porque se suspendieron los sistemas informáticos. Recién ahora, volvió a funcionar la página, con fecha de entrega para fines de julio", amplió.
Como consecuencia, en las redes sociales, se multiplicaron las quejas de los consumidores, que efectuaron compras en los últimos días y aún no recibieron sus productos. Aseguran que Garbarino no les precisa una fecha ni un tiempo estimado de entrega.
Al respecto, la empresa fue imputada debido a presuntas infracciones a la Ley de Defensa del Consumidor, por incumplimientos relacionados con los plazos de envío de sus ventas online, por brindar información confusa y por contar con deficientes canales de atención, según informó el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación. "Se registraron reiterados reclamos por problemas relacionados con la entrega de los productos adquiridos y la falta de respuesta", indicaron desde la cartera que encabeza Matías Kulfas.
"Muchos vienen a la sucursal a intentar llevarse lo que compraron. El problema es que no hay stock. Otros, directamente, exigen la anulación de la transacción. Nos piden que le devolvamos el dinero. Pero no tenemos la autorización para hacerlo ni sistema para operar. Estamos abiertos, aunque, prácticamente, sin funcionar", comenta un empleado a cargo del área de ventas de una sucursal del Gran Buenos Aires (GBA).
Desde otro local en una situación similar, señalan: "Las operaciones se complicaron porque no se pueden realizar cobranzas".
"Hay un cuello de botella sin resolverse. La empresa no da una respuesta y nosotros no podemos resolver las inquietudes de la gente que compró online. Los remitimos a atención al cliente, a los canales de comunicación disponibles. Pero el personal de este área tampoco tiene una solución para la gente afectada, porque el problema es mucho más grande y los trasciende", explican.
El suministro se agravó en los últimos meses. "Al existir un acuerdo de consignación, los proveedores le permitieron a Garbarino cerrar operaciones sólo con tarjetas bancarias, para asegurarse de cobrar la mercadería. El hecho de que muchos clientes no pudieran abonar en efectivo complicó a la cadena de pagos", dicen.
No solo es necesaria una inyección de fondos para poner en marcha a Garbarino. La complejidad de la situación radica en que la compañía debe lograr convencer a los proveedores de reestablecer el circuito nuevamente.
La recuperación de la confianza de los acreedores comerciales fue uno de los puntos en los que más debió trabajar cuando asumió la dirección del grupo Carlos Rosales, su dueño desde hace un año. Protesorero de San Lorenzo de Almagro, es titular de la aseguradora Prof.
A la hora de negociar, la mayoría de los fabricantes bajaron sus exigencias y aceptaron una quita cercana al 35%, con un período de gracia de 18 meses para no interrumpir el flujo comercial. "Parte de estas deudas no se llegaron a saldar", argumenta un conocedor de la situación financiera de la cadena.
La empresa tendría las negociaciones avanzadas con un nuevo interesado en sumarse como accionista, que aportaría capital y la ayudaría a regularizar sus deudas. En caso de que avance la oferta, la prioridad será que los fondos se destine primero al pago de proveedores, para acceder de nuevo a la compra de mercadería.
En el sector, aclaran que un posible proceso concursal no sería conveniente para ninguno de los actores involucrados, especialmente, para las firmas proveedoras de los artículos que la cadena ofrece, que dependen de superficies de retail como Garbarino para volcar en el mercado sus productos.
El declive de las casas de electro llevó a varios fabricantes como Mirgor y Newsan a armar sus propias estructuras, con canales de comercialización directos al consumidor.
La mayor cadena de venta de artículos electrodomésticos de la Argentina intenta ganar tiempo, pero su presente es cada día más crítico, con un pasivo que alcanza los 3349 cheques rechazados por más de $ 4836 millones, según la Central de Deudores del Banco Central (BCRA).
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