La inversión bruta interna mensual (IBIM), que mide la inversión en términos de volumen físico, descontando así el efecto precios, creció en julio un 23,4% en relación al mismo mes de 2020, y de esa manera alcanzó un incremento del 27,7% en los primeros siete meses del año.
Los datos corresponden al relevamiento mensual del estudio Orlando Ferreres y Asociados, y muestran números en positivo en la medición interanual por noveno mes consecutivo. Sin embargo, desde el pico de crecimiento de 54,5% registrado en abril pasado, comenzó una desaceleración del incremento, mes a mes.
Pero tal vez el dato más relevante, sea que en la medición en dólares la inversión trepó a u$s 6170 millones, un 17,9% del PIB.
Es el mayor monto alcanzado por el IBIM desde que Alberto Fernández llegó a la presidencia. De hecho, hay que ir hasta agosto de 2018, cuando la inversión real a precios corrientes había llegado a tocar los u$s 7119 millones.
En la medición a precios corrientes desestacionalizados, el dato de julio pasado se ubicó en u$s 6101 millones y hay que retrotraerse hasta febrero de 2019, un semestre antes de la fuerte devaluación post PASO de ese año, para observar un monto mayor (u$s 6329 millones).
"Si bien las cifras de crecimiento de la inversión pueden sorprender a simple vista, el nivel muestra un claro estancamiento desde fines de 2020, aunque con una gran volatilidad", advierte Ferreres
Según el informe, el componente construcción del índice sigue empujando con vigor y llegó el mes pasado a 43,7%, con un acumulado del año de 32,1%.
En cambio, en maquinaria y equipos el avance de julio fue de 4,8%, marcando una fuerte desaceleración en la adquisición de maquinaria importada, "que mostró un aumento de 8,5% anual, cuando en junio había crecido más de 50%".
"Si bien las cifras de crecimiento de la inversión pueden sorprender a simple vista, el nivel muestra un claro estancamiento desde fines de 2020, aunque con una gran volatilidad", advierte Ferreres.
Y sostiene que esta volatilidad "es una herencia del entorno macroeconómico, que alterna períodos de cierta calma relativa con períodos de reversión, sobre todo en el frente cambiario". Y también inciden las regulaciones y permisos de importación, que se van modificando conforme evoluciones la coyuntura.
Y también juega el factor electoral. "Si bien en los próximos meses puede haber cierta mejora de la actividad, con la contracara del aumento de la inversión, el escenario electoral elevará los niveles de incertidumbre, por lo que no podemos esperar un cambio muy significativo sobre la tendencia actual", concluye la consultora.
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