Los días por venir serán cruciales para el Gobierno a fin de consolidar apoyos que permitan a corto y mediano plazo revertir el agridulce desempeño de la economía.
Con los Encuentros Anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sucediendo esta semana en Washington y una plétora de actividades paralelas pululando a su alrededor, buena parte del equipo económico del Gobierno trasladó sus actividades hacia la capital estadounidense y, por decantación, al centro financiero de ese país, la ciudad de Nueva York.
A las figuras con directa intervención en la política macroeconómica, esto es, el ministro de Economía, Martín Guzmán, principal negociador de la deuda, y el titular del Banco Central, Miguel Pesce, en las próximas horas se unirá el jefe de gabinete, Juan Manzur, una figura acostumbrada a visitar anualmente el país del norte y que ahora enfilará hacia la Gran Manzana para llevar un mensaje de confianza y estabilidad en nombre del presidente Alberto Fernández.
El ministro coordinador, que este lunes relanzó la campaña proselitista de cara a las elecciones del 14 de noviembre en su provincia, Tucumán, en compañía del jefe de Estado, tiene previsto visitar Nueva York para mantener reuniones con varios inversionistas y fondos que tienen intereses en el país. Pero también el Presidente le ha encargado que se siente en la mesa de negociación con el FMI. "Mañana o pasado va Juan a acompañarlo (a Guzmán) en la negociación con el Fondo", dijo el jefe de Estado en el acto de campaña que encabezó en la provincia norteña.
En este estado de situación, Manzur se plegará a las citas ya previstas del ministro de Economía, al que en el oficialismo temen que pueda lucir descolorido a raíz de los recientes cruces que tuvo su gestión al mando del Palacio de Hacienda con la vicepresidenta y lideresa del espacio, Cristina Kirchner.
Manzur, que asumió hace menos de un mes la jefatura de gabinete, viene acaparando bajo su órbita mayores funciones que las de su predecesor, Santiago Cafiero, y exhibiendo además una mayor proactividad y trabajo territorial.
Su afición por el trabajo desde tempranas horas de la mañana y la proliferación de reuniones de trabajo con ministros, legisladores y otras figuras dan cuenta de la impronta que trajo: aspira a ejercer la administración general del país, y deslindar de la rutina diaria al presidente, al que dice venir a ayudar para ganar mayor vuelo político, luego de casi dos años de desgaste en la gestión de la emergencia sanitaria -y económica.
El gobernador tucumano en uso de licencia es, además, un habitué en los think tanks norteamericanos que miran hacia la región y un personaje ya conocido para varios inversionistas. En el Gobierno también descuentan que su viaje a los Estados Unidos procura abrir puertas hasta ahora entreabiertas -si no cerradas- y tantear el ambiente para un eventual encuentro del presidente con el actual ocupante de la Casa Blanca, Joe Biden.
La incorporación del ministro coordinador al plantel argentino que se instaló el fin de semana en Estados Unidos llega en momentos en que se esperan definiciones del encuentro anual del FMI respecto de la situación de la deuda argentina, que se espera repagar con un plazo de gracia no menor a cinco años.
Sin embargo, todo está atravesado por la incertidumbre que generó hace solo días la decisión del Fondo de auditar la actividad de su directora gerente, la búlgara Kristalina Georgieva, acusada de falsear datos sobre el clima de inversiones en China durante su paso por otra entidad del sistema financiero internacional, el Banco Mundial.
El periplo de Manzur no tendrá ocasión para el relajo. El viernes mismo se espera que retorne al país para terminar de ajustar detalles del acto por el Día de la Lealtad, que el Gobierno celebrará el próximo domingo 17 de octubre con la participación de dirigentes sindicales y sociales de varias extracciones, y en el que espera un compromiso concreto para intensificar la campaña y recortar la distancia por la que perdió en las PASO.
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