En la primera parte del año el Gobierno desplegó una batería de medidas para frenar los precios, y no lo logró. Con la inflación todavía con un piso para los próximos meses del 3%, la apuesta económica oficial de cara a las elecciones se centrará en: inyectar dinero en el bolsillo de la gente, volver a anestesiar el dólar y acelerar el ritmo de vacunación.
Desde que la actividad económica se derrumbó en abril de 2020 creció ininterrumpidamente hasta enero. En ese momento comenzó a mostrar límites. Cayó en febrero, se recuperó en marzo, y volvió a descender en abril y en mayo, con una desaceleración del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del 2%.
Federico Furiase, director de Anker Latinoamérica, señaló en diálogo con El Cronista: "En Argentina para que el consumo se expanda necesitás tirar pesos, pero hay que tener los dólares para bancar eso. Gran parte de los bienes de consumo son importados. Por eso, todo lo que se puede hacer para recuperar el consumo es limitado en ese sentido, y termina impactando en el dólar y en la inflación".
Y agregó: "Va a haber una recuperación porque venimos del subsuelo después de la pandemia, pero más por arrastre estadístico y no se va a sentir nítidamente en el bolsillo de los consumidores".
La inyección de dinero en el bolsillo de las personas es una apuesta para que el salario real -hoy en niveles un 20% por debajo de octubre de 2017- se recupere. Por eso, en el segundo semestre la película fiscal cambiará con un alto gasto electoral. Un ejemplo es el bono extraordinario de $5.000 a jubilados que cobran hasta dos haberes mínimos y se pagará en agosto. Otro, la exención del pago del impuesto a las Ganancias y la devolución retroactiva, que se suma a la convalidación de reapertura de paritarias y suba del salario mínimo.
"Hoy a la economía le cuesta mucho pasar de ese rebote pospandemia al crecimiento. Para que la actividad pueda aumentar se tiene que recuperar la demanda de dinero, y revertir las expectativas que actualmente son el mayor limitante", sostuvo Martín Vauthier, economista de Anker Latinoamércia.
De cara a los próximos meses, con el levantamiento de las restricciones a la movilidad se espera mayor recuperación de la industria y la actividad económica. De acuerdo al último panorama del ministerio de Desarrollo Productivo en junio la economía ya retomó la senda de la recuperación y la industria en términos de consumo de energía creció un 8,2% contra junio de 2019. Con el sector automotriz como líder, 12 de los 14 rubros consumieron más energía.
Sin embargo, "aunque se encararán meses de crecimiento, no somos optimistas en pensar que la economía comenzará a crecer fuerte. La política de ingresos a la que apela el Gobierno anclando el tipo de cambio y permitiendo la reapertura de paritarias se da un escenario de ingresos muy deprimidos y en un contexto de inflación que se reduce solo en el margen. A su vez, la inestabilidad propia de los meses previos a las elecciones complica la toma de cualquier decisión de inversión o consumo", remarcan desde la consultora LCG.
En esta línea, aunque en junio se verán datos de rebote en el EMAE, se espera un crecimiento de entre un 6% y 6,5% para este año, la mayoría por arrastre estadístico. Así, la economía finalizaría el 2021 con un nivel de actividad por debajo del máximo que se alcanzó en noviembre de 2017.
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