¿Te animarías a pasar una noche en el Viena?
Muchos son los mitos y leyendas que se fueron tejiendo a lo largo del tiempo acerca del Hotel Viena en Miramar de Ansenuza. Construido en la década del 40. Su propietario fue Máximo Pahlke, alemán que llegó a Buenos Aires en el año 1920. Una década después, conoce a Melita Fleishesberer, una austríaca nacida en Viena, y se casan en Uruguay. Tienen dos hijos: Máximo Jr. e Ingrid.
Melita padece asma y su hijo psoriasis. Asisten a varios centros de salud de Europa para aliviar sus dolencias pero como ese continente estaba al borde de la Segunda Guerra Mundial, no podían continuar viajando al Viejo Mundo, y unos médicos de Buenos Aires les aconsejan los baños curativos de la Laguna Mar Chiquita con aplicaciones de fango.
Así es como llegan a estas tierras en el año 1938 notando una gran mejoría en ambos, por lo que al año siguiente vuelven.
Después de alguna sociedad que no prosperó, los Pahlke compran la Pensión Viena y con los mejores arquitectos e ingenieros civiles de Buenos Aires hacen los planos del Gran Hotel Viena, comenzando su construcción en 1941.
El impresionante hotel tenía una superficie cubierta de 9300 metros cuadrados, 74 habitaciones con 120 camas, en un predio de cinco hectáreas, y la inversión realizada podría estimarse hoy en más de 20 millones de dólares.
El Viena, funcionó desde 1943 hasta 1947, lo que dio lugar a distintas versiones sobre los fondos utilizados para la construcción del mismo, relacionando al lugar con Hitler y señalándolo como refugio post bélico de los jerarcas nazis, aunque nada de eso ha sido probado y forma parte de las leyendas y mitos del lugar.
Con los años comenzó a alimentarse también la idea de la presencia paranormal en dos habitaciones del hotel, las 106 y 110.
Por eso, es que la iniciativa de la Asociación de Amigos del Museo del Gran Hotel Viena se vuelve atrapante con este desafío para los más valientes.
El proyecto, que espera concretarse el próximo año, contempla la habilitación de dos habitaciones del primer piso para permitir pernoctar a dos personas - una por cuarto -.
Esta experiencia promete una estadía muy particular con la adrenalina que solo este gigante permite vivenciar.
Los primeros interesados ya se suman a la lista de inscriptos para no perderse el protagonismo, aunque todavía no se ha confirmado la fecha en que se habilitarían las habitaciones, ni se sabe cuánto costaría pasar la noche en el Gran Hotel Viena.
Y vos, ¿te prenderías?
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