Eutopía (un desafío posible), es la palabra que agrupa a un grupo de padres interesados en darle una innovadora educación a sus hijos, desde hace siete años con la Fundación La Huella crearon la Escuela Olga Cossettini, con nivel inicial funcionando en el predio de Chacra de Luna ( un emprendimiento de Turismo Rural) y una primaria que hasta hace dos meses alquilaba una casona antigua.
No hubo imposibles para estas personas que al hombro se pusieron la idea y luego la acción, hoy tienen techo propio.
Con un sistema de autoconstrucción, estructura y paredes de madera, rellenas con botellas pet y con techos aislados con lana de oveja le dieron forma a su sueño del edificio
El mismo podrá albergar a unos 250 estudiantes y más de 40 docentes por turno cuando esté completamente edificado, aunque en la primera etapa que fue inaugurada hace unos días y habitada desde abril pasado, se levantaron los 360 m2 de las seis aulas de Primero a Sexto Grado (actualmente tiene hasta quinto).
La directora Anabel Uanino contó emocionada a Infonegocios que la construcción consistió en rellenar paredes con fardos de botellas prensadas y atadasentre si, acomodadas en estructuras de madera. "Es algo muy simple. No se requieren herramientas costosas ni eléctricas. No consumimos energía ni agua en la fabricación de fardos, entonces no es peligroso, de las tareas participaron, padres, docentes, alumnos y voluntarios
Bajo el concepto de “Escuela Viva”, la institución alberga entre el nivel inicial y primario, a unos 90 estudiantes y cuenta con un equipo educativo de 15 personas.
Uanino, Directora de la escuela Olga Cossettini ubicada en el Barrio de Tronco Pozo Colonia Caroya manifiesta su felicidad por culminar esta etapa que les permite soñar con un más allá, quizás un secundario, albergar en un edificio contiguo también al nivel inicial que quedó a unos metros de ese terreno.
La escuela viva “tiene que ver con esta curiosidad y este movimiento tan innato de los niños de salir a buscar aquello que me atrae que genera preguntas, es pensar en una institución que habilite eso, docentes puedan enriquecer las dudas y sorpresas que el entorno dan”, explica Anabel
“La Huella es la fundación propietaria de la escuela, creada en el 2015, cuando aún se trabajaba con niños en guardería tradicional y se planteó la idea de continuar en los niveles obligatorios y oficiales un proyecto pedagógico que había nacido con una experiencia de niños muy pequeños”. comenta la directora.
Sustentable y con espacios flexibles, la estructura fue pensada desde la funcionalidad, la sustentabilidad y la habitabilidad para que el proceso de aprendizaje sea una vivencia sana, creativa y emocionante. La disposición de las aulas busca el beneficio climático y ambiental de la luz solar, abiertas al paisaje. Las aulas tienen un formato de taller, haciéndolas adaptables a los usos de acuerdo a la programación por materias.
La obra fue rápida, en nueve meses pudieron habitar los espacios. En el proceso acompañaron la Fundación 3C, empresas y comercios de la región y Córdoba Capital.
Muchas de las botellas pet fueron retiradas de los contenedores que existen en Sinsacate, una localidad vecina que separa en origen desde hace cinco años y aportó una buena cantidad de las casi 90 mil botellas empleadas.
Los niños y docentes llevaron a cabo la propia mudanza, la apropiación del proyecto fue tal que no necesitaron adaptación según explica Uanino, “a las horas ya estaban como pez en el agua, el desafío del espacio es con otros tiempos, diferentes en su configuración, se va rotando de aulas y es todo un aprendizaje para el equipo”.
Disfrutan mucho el aire libre, de hecho los espacios abiertos se integran con grandes dimensiones, arboledas, especies autóctonas, patio de juegos, pista de atletismo y demás.
El sueño sigue, agrandar, contagiar y seguir creando con sus propias manos.
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