Son de poliéster y tienen en una de sus caras el pegamento para adherirlo al vidrio.
Hay dos clases de láminas: las espejadas que son reflectantes con la virtud de aislar térmicamente el interior donde se las instale, con los beneficios que ello implica. Estas películas tienen en su interior moléculas de aluminio que producen el efecto espejo y rechazan así los rayos UV, el calor y ganan privacidad.
Las otras son tonalizadas, filtran la luz solar permitiendo, al igual que las espejadas, mantener los espacios más cálidos, pero sin el efecto de espejo.
Se consiguen con un ancho de 1.52 m por el largo que sea necesario (en rollos de 30 m). Para colocarlas (siempre del lado interno) se quita la protección del pegamento, se humedece éste con pulverizador y el vidrio con la solución jabonosa (antes hay que limpiarlo bien), luego se acomoda la película con la ayuda de un secador de vidrios desde el centro a los costados, -sugerencia: dejar 2 mm entre la lámina y el contravidrio- se vuelve a pulverizar con agua y de nuevo el secador. Fácil.
Hay que dejar que fragüe entre 1 y 2 días. El m2, según el film, va de $ 73 a $ 125. En Láminas Corsol (Santa Rosa 1506, Córdoba) se brinda una demostración para los que quieren instalarlas o también el servicio de colocación.
No se puede tapar el sol con un dedo
(Por Andrea Soria) Pero sí con láminas de poliéster. Para filtrar la luz y el calor que ingresa con fuerza a los interiores, sobre todo en verano, se pueden adherir al vidrio los films de control solar. En el mercado local están disponibles la versión espejada plata, la oscura y la intermedia que regula la luminiscencia.
Son sencillos de colocar, resisten rayaduras y son inmunes a la humedad y a la temperatura. Además revisten el exterior de un glamoroso espejado.
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