Probablemente a esta altura hayamos perdido la cuenta de todos aquellos teatros, salas, bares, restaurantes y demás espacios ligados a la cultura y el entretenimiento que han tenido que cerrar sus puertas ante una situación económicamente insostenible a raíz de la pandemia del COVID-19.
Desde marzo del 2020 hasta estos días, las idas y vueltas entre los diferentes esquemas de gobierno tanto a nivel nacional, provincial y municipal han contado con más diferencias que puestas en común, sobre todo en lo que a la provincia de Córdoba se refiere, con un conflicto que tuvo su punto cúlmine a fines de diciembre del año pasado, cuando el gobierno provincial, tras la decisión de adherir al decreto nacional, prohibía la realización de espectáculos públicos hasta el 31 de enero del 2021. Horas después de la polémica decisión, se dio marcha atrás y desde ese preciso instante las salas de nuestra provincia dieron inicio a lo que podrían ser considerados como tres meses de gracia en un contexto acompañado por más dudas que certezas pero con la convicción de que con los protocolos adecuados y llevados a cabo con énfasis, el show debía continuar.
En aquel momento la Cámara de la Industria del Espectáculo y Afines, entidad que nuclea a más de 300 productores en toda la provincia, repudió la decisión del gobierno cordobés. Precisamente, luego de un “verano de gracia” y ante una serie de medidas para contener la segunda ola que ya afecta al sector, Franco Srur, vocal titular de la entidad, consideró que: “Si tomamos como referencia los meses de diciembre, enero y febrero, facturamos solo un 30% de lo hecho en 2019. Si a esto además le sumamos la inflación reciente nos da entre un 12% o 15% de ingresos en comparación a un ritmo habitual. Esto demuestra que apenas nos alcanza para mantenernos a flote.
El balance general deja en claro algo que incluso es hasta previsible para aquel que no forma parte de la industria. La realidad es que actualmente la situación está muy lejos de acercarse a los números de antes, y ahí radica una de las explicaciones al cese abrupto en la facturación en cuanto a la situación pre pandemia. Tomando como referencia Studio Theater, un lugar que tiene capacidad para 840 personas de pie y actualmente cumpliendo con todos los protocolos, tiene una capacidad para 180 personas, queda en claro que se habla solo de un 20% de la capacidad habitual.
Pero acá quizás hay un dato que se escapa cuando se habla de la industria del espectáculo, porque no solo se trata de lo que sucede o se da en las salas in situ, detrás de cada evento hay una estructura relacionada a otros aspectos, que se ha visto afectada a raíz de esto. Respecto a este ítem, Srur dijo lo siguiente: “Esta reducción de capacidad se ve reflejada no solo en la facturación de las empresas del rubro sino en todo el efecto derrame que eso conlleva. Hablamos de puestos de trabajo que ya no son necesarios o imprescindibles, también de los medios de comunicación y las pautas para espectáculos que se han reducido al mismo porcentaje que el de las salas o incluso a uno mayor. Porque quizás un show que antes necesitabas difundir para lograr una capacidad por ejemplo de 840 personas, ahora debo hacer una comunicación para solo 180. Entonces se han dejado de hacer muchas pautas ya que con lo que se hace en redes sociales alcanza. Lo mismo sucede con las bandas que han dejado de venir en micros de gira y han tenido que achicar gastos para que el hecho de tocar a un 20% de la capacidad para la que tocaban antes, sea realmente rentable”.
Con estos datos, queda en claro que la reactivación que tuvo lugar en los últimos meses cuenta con muy poca sustentabilidad. En este caso es necesario preguntarse y preguntar, cuál ha sido el accionar por parte del gobierno tras el paso de cuatro meses de posturas enfrentadas y según lo indicado por el vocal titular de la CIEyA, las cosas no han cambiado demasiado: “No hemos tenido ningún tipo de apoyo del gobierno provincial. Creemos que le cuesta concebir a la industria del espectáculo como una industria por sí misma y que es capaz de generar más de 35.000 puestos de trabajo directos y que tiene un efecto derrame gigantesco. Creemos que no están viendo eso por el momento y esperamos que con el pasar de esta situación de alguna forma nos encontremos. Sí hemos trabajado mucho con la Municipalidad de Córdoba e incluso con el gobierno nacional pero desde el gobierno provincial, nada”.
En cuanto al público, Srur indica que la gente ha sido receptiva, se han adaptado y han respetado las nuevas normativas y protocolos. Por último y consultado sobre el panorama a futuro, las reflexiones finales son las siguientes: “Estamos convencidos de que somos parte de la solución y no del problema. Que tanto salas como bares y restaurantes con los protocolos ya vigentes y que han funcionado bien, tienden incluso a evitar eventos clandestinos y así evitar contagios. Los protocolos fueron armados a conciencia y realmente han demostrado ser efectivos, por ende no concebimos ni comprenderíamos un nuevo cierre a nuestra actividad, porque nos han dado esa responsabilidad y hemos estado a la altura de la circunstancia, demostrando que haciendo un montón de sacrificios se puede convivir con la situación de pandemia actual”.
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