Los dólares en el colchón son una buena metáfora, pero una mala opción (por qué conviene invertir en Google o Coca-Cola)

Así lo demuestra un relevamiento de Quiena Inversiones que muestra en una escala de tiempo cómo ha ido perdiendo valor la moneda norteamericana y qué opciones son las más viables para no perder y generar ganancias. “Lo que se compraba por U$S 1.500 en 1970, hoy cuesta U$S 10.000", dicen desde la firma. Mirá.

Quien viva en un país inestable como Argentina sabe que el todopoderoso dólar es la mejor opción para ahorrar y no perder capacidad de compra y ahorro ante las grandes devaluaciones que azotan cada un par de años.

Teniendo claro que el dólar es la moneda más estable, la otra interrogante sería ¿dónde lo invierto? En este caso, hay dos opciones: la clásica de guardar dinero “bajo el colchón” y una alternativa que puede ser invertir en Wall Street.

Quizá la segunda dé más “cuiqui”, ante los riesgos de invertir en algo complejo y volátil como es la bolsa de valores, pero ¿qué dirías si supieras que guardándolos en el colchón tenés “asegurado” perder capacidad de compra? Es que el dólar, pese a ser una moneda fuerte, no deja de ser una divisa, estando sujeta -en mucha menor medida que nuestro peso, claro- a las crisis, inflación y demás fluctuaciones del mercado a lo largo de los años.

Por ejemplo, quien guardó U$S 100 en un cajón en 1990, hoy podrá comprar la mitad de las cosas que podría haber obtenido en aquel momento. Y todo indicaría que la situación va a ser aún peor, con una pandemia que obligó a la Reserva Federal de aquel país a emitir miles de millones de billetes, lo que se traduce en algo que el argentino sabe muy bien: inflación.

Del otro lado de la vereda, quien puso U$S 10.000 en el sp500 en 1970, hoy tendría U$S 345.000, que equivaldrían a U$S 51.825 de 1970. Y es más, de haberlo hecho solo hace 3 años, hasta el inversor más conservador habría visto su poder de compra aumentar en casi un 16%, lo cual es 22% mayor que la persona que prefirió guardar los dólares en su cuenta.

“Esto significa que a lo largo de los años, la inversión en Wall Street no solamente cubrió la pérdida de valor del dólar por la inflación sino que dio una alta rentabilidad de ese dinero. Esto fue sistemático en los últimos 100 años”, afirma Martín Sigwald, Portfolio manager de Quiena Inversiones.
 

¿Por qué sucede esto? Porque al invertir en activos que poseen valor real (acciones de empresas, bienes raíces, metales preciosos, commodities, etc) se está ahorrando en cosas que conservan o aumentan su valor en el tiempo, lo cual asegura la preservación del patrimonio. 

“Obviamente existirán fluctuaciones en el precio de los activos y algunas empresas dejarán de existir, pero el total de la economía nunca irá a cero, sino que siempre crecerá en el largo plazo”, describe Sigwald y explica: “Pensémoslo de otra manera: la gente siempre necesitará comer (agro commodities, restaurantes, empresas de alimentos), demandará casas y oficinas (bienes raíces), necesitará trasladarse (automotrices, empresas de transporte), se enfermará (biotecnología, farmaceúticas), consumirá productos de todo tipo (tecnológicas, empresas de entretenimiento), etc. Mientras tengamos exposición al conjunto de los activos que componen la economía global, nuestros ahorros estarán a salvo del paso del tiempo”.

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