Después de entrevistar a Matías Nahón, Head Office de Kroll para Argentina, Chile, Paraguay y Bolivia, uno puede salir un poco paranoico. O quizás debamos decir, un poco más precavido.
Es que entre 65% y 75% de las empresas del mundo según el país (en AR es 75%) reportan que fueron víctimas de algún fraude durante el último año. Y 80% se siente vulnerable a estas estafas según el último reporte que The Economist Inteligent Unit realizó para Kroll.
¿De qué tipos de fraudes estamos hablando? De una variedad que vas desde el soborno (o corrupción con proveedores o clientes) a la falsificación de mercadería, pasando por el hurto de activos, la malversación de gastos de la empresa y -cada vez más- el robo de información sensible.
¿Es mucha plata? Sacá tu propio número: desde Kroll estiman que los fraudes internos equivalen al 1,6% de las ventas anuales de una empresa, ratio que varía según las industrias involucradas.
Con 17 años en la compañía y un equipo multidisciplinario de 20 personas directas, Nahón explica que la validez de los servicios de Kroll se asientan en dos pilares: el desarrollo de fuentes confiables de información y la calidad de los análisis que se le entregan al cliente.
Por la alta sensibilidad de la información que manejan, la confianza es un valor inmenso en Kroll y su red de informantes. "Nuestro trabajo tiene vectores similares a una investigación periodística -explica-; buenas fuentes, análisis de la información y rechequeo de datos".
Aunque los servicios de Kroll no se pueden listar como un menú cerrado y se arman a medida de cada caso, los principales reportes tienen que ver con due diligences reputacionales (saber con quién uno se está vinculando en un proceso de fusión o expansión), la búsqueda de activos robados, la prevención del lavado del dinero, entre otros.
"Nuestros servicios tienen tres tomadores de decisión en su contratación: los gerentes de las áreas legales, la misma dirección general de la compañía y los departamentos de recursos humanos".
Muchas veces los informes de Kroll sirven de elementos para una posterior causa judicial contra el defraudador o como información relevante para desvincular a la persona que sabe que fue "descubierta in fraganti".
"El 90% de las investigaciones nacen de una denuncia interna -dice Nahón- y desde Kroll instamos a las compañías a tener líneas de denuncias para canalizar esos casos. Muchas veces quien denuncia es alguien que estuvo vinculado al fraude y que -por alguna razón- quedó fuera de ese negociado y decide dar a conocer la situación de forma anónima pero aportando datos relevantes y con gran conocimiento de la operatoria del fraude".
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