Unos de esos aparatos son las computadoras (de escritorio o portátiles) que es común queden encendidas hasta el día siguiente, sin ser utilizadas. Cada uno de esos equipos que no es apagado consume 80 vatios por hora, y si se lo multiplica por la cantidad de horas improductivas y por el número de computadoras que estuvieron en la misma situación, es una buena fortuna.
De la misma forma actúa la iluminación, consumiendo unos 18 vatios por hora cada artefacto que queda encendido con el simple sentido de "iluminar".
Los dispensers de agua y las heladeras, que suelen permanecer encendidos ininterrumpidamente, consumen 57 y 31 vatios por hora respectivamente, y ni hablar del aire acondicionado, que se lleva el mayor consumo promedio por hora: 260 vatios.
“Una de las causas por las cuales este consumo queda escondido en la factura es que no se mide en tiempo real ni se almacena la información sobre cómo consumen. En ese sentido, la falta de conciencia de los colaboradores y dueños de empresas suele ser muy grande y con un impacto claro en la factura del suministro eléctrico”, señala Claudio Figuerola, CEO de Wabee, la empresa argentina que desarrolló el primer monitor inteligente de consumo energético en tiempo real del país.
El consumo bien administrado puede reportar grandes ahorros hasta llegar al 41% del consumo registrado. Así que el último que salga apague la luz... ¡y las computadoras!
Ojo con el "consumo vampiro" de energía (tu empresa sigue gastando de noche)
Al final de cada jornada laboral, cada trabajador se va a su casa, y durante las siguientes 12 o hasta 14 horas nada pasa en la oficina. Sin embargo, algo sigue activo, y son esos aparatos eléctricos que continúan funcionando pero de manera no productiva. Eso es lo que se conoce como "consumo vampiro".
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