Las tejas de caucho reciclado fueron desarrolladas por el Centro Experimental de la Vivienda Económica de Córdoba (CEVE, CONICET-AVE), y el proyecto resultó ganador del premio internacional Recircle Awards, en la categoría Mejor Producto Reciclado Derivado de Neumáticos. El premio reconoce la innovación sostenible en productos y procesos de producción, gestión y servicios en las industrias de recauchutado y reciclaje de neumáticos.
La materia prima empleada para la fabricación de las tejas proviene de los residuos reciclados. “Cuando sean demolidas las viviendas, las tejas se pueden volver a usar en los techos de otras construcciones, ya que no sufren deterioro por caídas o traslados. También se pueden volver a triturar para fabricar nuevas tejas u otros productos”, explica la arquitecta María Paz Sánchez Amono, doctora en ingeniería y becaria posdoctoral Área Nuevos Materiales del CEVE.
Las tejas ecológicas miden 23 x 40 centímetros y se fabrican mediante un proceso combinado de extrusión y moldeo por compactación y aportan una solución tecnológica sostenible para la cobertura de techos. “La extrusión es un proceso industrial de fundir y moldear una mezcla. Luego esta mezcla se coloca en una matriz (molde) y se compacta”, señala María Paz.
El equipo de investigación premiado está dirigido por la doctora Rosana Gaggino del CEVE, CONICET-AVE y la acompañan el doctor Jerónimo Kreiker, la becaria posdoctoral doctora María Paz Sánchez Amono, el doctor Ricardo Argüello, todos ellos de CEVE, CONICET-AVE, y la doctora María Positieri y el ingeniero Carlos Baronetto, ambos del CINTEMAC, dependiente la Universidad Tecnológica Regional Córdoba.
Resistente al granizo, liviana y ecológica
Entre las principales ventajas del componente constructivo de esta tecnología innovadora con respecto a otros tradicionales de cerámica y de hormigón, se destacan su excelente resistencia al granizo y a la flexión. “Es más liviana, requiere menor absorción de agua en su proceso de fabricación y tiene facilidad de montaje sobre la estructura de madera tradicional”, enumera la investigadora.
Este sistema constructivo es adaptable a la estructura de madera donde se colocan tejas cerámicas tipo francesas. Lo anterior facilita la mano de obra y puede ser realizada por carpinteros que hacen colocaciones de tejas con la tecnología tradicional. Además las tejas ecológicas permiten un correcto escurrimiento del agua de lluvia y tienen un encastre adecuado entre las piezas, lo que facilita un correcto recorte de los bordes. En cuanto a las ventajas ambientales la especialista menciona la contribución a la problemática de la disposición final de neumáticos fuera de uso y plásticos descartados.
La compra de la materia prima para elaborar las tejas ecológicas proviene de empresas que trabajan con caucho triturado y con desechos de plástico. Las tejas de caucho reciclado tienen un costo similar al de una teja cerámica francesa esmaltada.
Los investigadores premiados tienen un prototipo de construcción con esta tecnología sostenible desde 2016 y están trabajando para lograr la escalabilidad del proceso de producción. “Gracias a los Premios Recircle, el proyecto tomó visibilidad mundial y sería muy interesante que se pueda llevar a cabo a través del proceso de transferencia a un municipio o empresa privada”, agregó María Paz.
Las tejas ecológicas ya cuentan con una patente del INPI (Instituto de propiedad Intelectual), cuyo titular es el CONICET, la Asociación de Vivienda Económica y la Universidad Tecnológica Nacional. Y ya obtuvo el Certificado de Aptitud Técnica (CAT) expedido por la Secretaría de Vivienda de la Nación, para cuya tramitación el CEVE construyó un prototipo de vivienda con la cubierta realizada con estas tejas.
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