Desde su experiencia como experta en Mindfulness Coaching, Jorgelina destaca cómo la práctica de la pausa activa puede ir más allá de simplemente detenerse físicamente. Se trata de estar plenamente presentes en cada momento, observando nuestros pensamientos, “emociones y sensaciones corporales”, afirma. Esta profunda conexión con el momento presente puede llevarnos a una comprensión más asertiva de nosotros mismos y de nuestro entorno.
Una de las lecciones más poderosas que Jorgelina comparte es la importancia de la compasión, tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás. “Al practicar la autoaceptación y la comprensión, podemos cultivar relaciones más auténticas y significativas”, explica. Esta compasión se convierte en un elemento fundamental en el mundo laboral, donde la empatía y la conexión humana son cruciales para el éxito y el bienestar de los equipos.
En el contexto laboral, Jorgelina destaca tres posibles resultados de la práctica de la pausa activa en un equipo de trabajo. En primer lugar, menciona la capacidad de reconocernos en los demás, lo que fomenta la empatía y la comprensión mutua. En segundo lugar, resalta cómo esta práctica puede promover un ambiente de trabajo más colaborativo y creativo, donde se valora la diversidad de opiniones y experiencias. Y por último, subraya cómo la pausa activa puede ayudar a gestionar el estrés y mejorar la salud mental y emocional de los empleados.
Jorgelina postula que es compatible la expansión y el crecimiento, en entornos de paz. “El desafío es recordar que el foco de crecimiento no debe estar puesto sólo en factores externos, es decir sólo en el qué hacer, sino también observar y darme cuenta desde dónde hacemos lo que hacemos. Y allí aparece esta sugerencia de frenar, observarnos, escucharnos, regalarnos momentos de desconexión entre rutinas, mover el cuerpo, salir al encuentro de alguien más, etc. Y allí aparece también esa conexión con ese ser creativo y creador que muchas veces cede ante el ser estresado e hiper productivo”.
Al finalizar la conversación, queda claro que la presencia y la pausa activa son herramientas poderosas para cultivar la autenticidad, la conexión y el bienestar en todas las áreas de nuestra vida. "A través de la práctica constante y el compromiso personal, podemos transformar nuestra manera de vivir y relacionarnos", concluye Jorgelina. Su mensaje es claro: en un mundo lleno de distracciones y exigencias, la pausa y la presencia son más importantes que nunca para encontrar paz, significado y conexión en nuestras vidas.
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