Los delegados de Alberto Fernández en Córdoba, el senador Carlos Caserio y la diputada Gabriela Estévez, trabajan en una agenda de gestión junto a dirigentes del peronismo cordobés pero con un claro objetivo político: expandir territorialmente el movimiento que lidera el Presidente. Y aunque la provincia mediterránea es administrada por el PJ desde hace más de dos décadas es también, como se sabe, la única justicialista que el Frente de Todos no cuenta como propia.
Sin embargo, en el neo kirchnerismo están convencidos que, más temprano que tarde, el peronismo local terminará siendo parte del proyecto político que encarna el mandatario nacional. El proceso de unificación ya está en marcha por más que el gobernador Juan Schiaretti no haya dado su venia, dicen, y repiten: “eso ya es imparable”.
El peronismo, como accionista mayoritario dentro de la nueva versión K que gobierna nacionalmente, atrae a más peronismo, insisten. Por eso, entre otros, el reto que asume el tándem Caserio-Estévez frente a la Casa Rosada es demostrar que aunque el jefe provincial no se manifieste en la misma senda política que Fernández, en la práctica, gran parte del PJ está alineado detrás su propuesta.
Justamente, la cooptación de intendentes PJ es parte de la estrategia de construcción de unidad que desarrolla el albertismo sobre el mapa cordobés. Por eso, desde hace algunos días distintas delegaciones de jefes comunales desfilan por los despachos de la calle Balcarce 50.
El city tour por la Rosada incluye la visita a distintas carteras donde los intendentes locales son recibidos por ministros y secretarios, allí se trazan diagnósticos y se plantean necesidades. Entre los visitados estuvieron también los cordobeses Martín Gill (viceministro de Obras Públicas) y Walter Saieg (Secretario de Transporte). De hecho, el propio intendente de Villa María en uso de licencia promueve algunas de esas movidas. Dicen desde su entorno que incluso cuando regresa a su ciudad los fines de semana, atiende a intendentes que lo requieren.
Lo cierto es que la idea, argumentan desde el albertismo cordobés, es armar un agenda que aglutine a las autoridades comunales según las regiones productivas a las que pertenezcan y según las necesidades que comparten las localidades, justamente para planificar y ofrecer respuestas comunes para cada sector.
Así, ya hubo una primera tanda de referentes de los departamentos Río Cuarto, Tercero Arriba y Santa María que, de la mano de Estévez, pasaron por la Rosada. En tanto que Gill articuló lo propio con autoridades de municipios de General San Martín. Se espera que en los próximos días se produzcan nuevos desembarcos.
El operativo seducción de los intendentes peronistas locales enciende una luz de alerta en el Centro Cívico donde no ven con buenos ojos el peregrinar de sus dirigentes por los pasillos de Buenos Aires.
Aunque desde el Panal aseguren que, en realidad, se trata de fotos políticas vacías más que reuniones de gestión y de respuestas concretas, preocupa la posibilidad de un éxodo de hombres encolumnados hoy en el schiarettismo hacia el albertismo. Justo, lo que éstos segundos pretenden.
Los tironeos por los intendentes ya comenzó. Se trata de hombres y mujeres con poder territorial, un condimento fundamental para cualquier espacio con pretensiones electorales. Y para muchos, el 2021 está cerca.
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