Es comprensible. El ex decano de Económicas correrá con la fusta bajo el brazo hacia un triunfo casi cantado, mientras que su opositor, el “no decano” León, tendrá que imprimirle a su embestida casi heroica un lenguaje más dramático para acercarse siquiera a su difícil contendiente.
Palabras más, palabras menos, León inauguró un discurso anti política, al señalar que su grupo no buscaba cargos ni en la Municipalidad o la Provincia -omitió a la Nación (!?). Su candidatura, dijo, no le conviene ni a una ni otra jurisdicción; “le conviene a la Universidad”, remató.
León, recordemos, fue secretario general durante el único mandato de Francisco Tamarit (2013-2016). Y recordemos algo más. Mientras en el Pabellón Argentina deliberaba la Asamblea Universitaria que lo ungió, enfrente, en el interior de un vehículo, se encontraba Martín Gill, a la sazón secretario de Políticas Universitarias de la Nación, atornillando un acuerdo con el entonces decano de Médicas, Gustavo Irico, para ganarse la voluntad -y los votos- de su Facultad para quebrar las posibilidades del contrincante Alfredo Blanco.
La impresentable injerencia de la política y del gobierno de Cristina de Kirchner consistió, según confesiones propias aunque no públicas, en la cesión de miles de capitas Pami para el Hospital Clínicas y muchas más para el Hospital Italiano, un efector privado e importante de salud al que estaba vinculado el decano Irico.
También, en su intento León tendrá que disimular hasta donde pueda lo que muestra el archivo. Es que el “no decano” le hablará al público universitario posiblemente confiado en que se olvide de su notoria filiación kirchnerista, el paso militante de su ex rectora Carolina Scotto por la boleta K en las legislativas de 2013 y su breve incursión en la Cámara de Diputados de la Nación en una banca, a la que renunció apenas cuatro meses después de haber asumido.
Y esto por señalar una adhesión poco reprochable, aunque en los tiempos que corren –y antes también- podría tildarse, en Córdoba y en la universidad pública, de opinable, al menos.
Los dos actos de lanzamiento de Boretto y León en la Ciudad Universitaria y en la misma sede -baterías D-, estuvieron colmados, aunque ligeramente más concurrido el del ex decano de Económicas. Esto no es indicativo de nada, apenas para las apostillas. En todo caso, el oficialismo está más necesitado adicionalmente para movilizar y motivar para no dormirse en los laureles ante lo que muchos anticipan como un triunfo seguro y holgado.
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