La flexibilización de la cuarentena en la provincia no solo rige para la vida de cordobeses. El confinamiento político también inició una fase de deshielo y la dirigencia local (oficialismos y oposición) parece estar saliendo paulatinamente del letargo obligado al que ingresó hace más de 50 días.
El decreto nacional que impuso el aislamiento social, obligatorio y preventivo para todos los habitantes del país el 20 de marzo pasado, también freezó de manera instantánea y repentina la actividad propia de las estructuras partidarias. Desde entonces, la agenda pública está atravesada por un único y excluyente tema: la pandemia por el coronavirus.
La clase política con responsabilidad de gestión debió timonear rápidamente el barco para evitar catástrofes sanitarias locales, y eso demandó un esfuerzo de recursos económicos y de personal tan extraordinario como lo son las propias características del enemigo invisible a enfrentar.
Esa adversidad frente a lo desconocido que activó rápidamente el gen solidario en los ciudadanos también funcionó para los gobernantes; al menos por un tiempo, el coronavirus pudo cauterizar la siempre vigente sangría argentina.
Entonces los límites que naturalmente imponen las escuderías partidarias quedaron borrados y fue posible ver fotos políticas impensadas hasta antes del 20M. Quizá la más emblemática fue la de aquella primera conferencia de prensa donde se lo vio a Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof, juntos. Una imagen que luego se hizo común.
En Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti eligió un manejo distinto de la crisis, prescindiendo del resto de la oposición inicialmente, y recostándose sólo en la mesa de asesores armada por el Panal. Recién después de varias semanas y luego de que así se lo reclamaran, el mandatario provincial aceptó abrir (pero de manera acotada) el juego y mantuvo una reunión con los principales referentes de los espacios no PJ de Córdoba.
Sin embargo, otro fue el proceder con quienes están al frente de los gobiernos locales, más allá de sus distinciones políticas. Desde el día uno el Centro Cívico logró tejer una red de articulación directa con los 427 municipios que componen el mapa provincial. Radicales, vecinalistas, macristas y peronistas fueron parte de las acciones locales tomadas durante las distintas etapas de la emergencia. Y es lógico que así haya sido. La situación de los intendentes y jefes comunales que están en la primera línea de fuego frente a los vecinos, requirió indefectiblemente de cierta madurez política para poder enfrentar una crisis que no tiene precedentes. Por eso, a su vez, le fue tan difícil también encontrar a la oposición cordobesa, una hendija por donde subirse a la escena política sin desentonar con el pulso social.
De cualquier modo, ese periodo de gracia que atravesó la política local producto del coronavirus está llegando a su fin. Con la dura situación económica como telón de fondo, de a poco, se comienza a elevar el tono de las críticas. Por caso, en los últimos días, las fuerzas opositoras en la Legislatura le achacaron al Gobierno su política de endeudamiento que fue fundamental para el faraónico plan de obra pública que el oficialismo llevó adelante durante el año electoral. Y ahora, siguen de cerca los pasos del gobernador Schiaretti en ese sentido.
En tanto, desde el Panal se escucha repetir por lo alto a los funcionarios que en este momento no hay margen para otras maniobras que no sean las de atender la emergencia,y mucho menos para capitalizarse políticamente. Sin embargo, si bien es cierto que el PJ Córdoba postergó por tiempo indeterminado sus elecciones internas, también lo es el hecho de que la carrera de posicionamientos en Hacemos por Córdoba sigue vigente. Pudo haber mermado su marcha pero de ningún modo quedaron suspendidos los movimiento dentro del tablero.
Como ya se dijo desde estas páginas, la pandemia también funge de vidriera para quienes tienen apetencias políticas y miran con expectativa el 2023. Las lecturas de quiénes ganan en esta crisis, están a la orden del día en el Centro Cívico. Como ya analizó Alfil, por los cargos claves que hoy ocupan en el organigrama gubernamental, el propio vicegobernador Manuel Calvo aparece en el pelotón de ascensos internos, igual que el ministro de Seguridad, Alfonso Mosquera, y su par de Gobierno, Facundo Torres, sólo por mencionar algunos.
Capital
Entonces que en Córdoba la agenda local ya no es meramente sanitaria, es todo un hecho. Por caso, el intendente Martín Llaryora encontró en la pandemia y en sus derivaciones económicas, la razón para iniciar un camino de seguro enfrentamiento con el poderoso gremio del Suoem. Es decisión tomada la de reducir la jornada laboral de los empleados y, por ende, achicar los sueldos. La batalla, por ahora algo soslayada por la todavía vigente cuarentena, promete estruendosos capítulos y ya provocó los primeros posicionamientos políticos que nada tienen que ver con el Covid-19.
La CGT del oficialista José “Pepe” Pihen ya se alineó en defensa del sindicato municipal; los legisladores nacionales kirchneritas Pablo Carro y Eduardo Fernández se manifestaron en igual sentido (ver pág. 7), mientras que el funcionario nacional en Córdoba, titular de Fadea, Horacio Viqueira, no titubeó a la hora de acusar con nombre y apellido al gobernador Juan Schiaretti y al intendente Martín Llaryora de contradecir “las medidas de sostenimiento del salario y el empleo del presidente Alberto Fernández”.
Por otro lado, ese mismo conflicto también activó la fibra del PJ Capital desde donde existen movimientos internos para respaldar al jefe capitalino y acompañarlo en el sostenimiento de la medida.
Interior
Pero muestra más acabada del fin del confinamiento político en Córdoba es lo que sucederá a partir del viernes en la ciudad de Río Cuarto. La Junta Electoral Municipal se reunirá con los apoderados de los distintos espacios políticos que impulsan allí a sus candidatos, y con el titular del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) Río Cuarto, Carlos Pepe. El propósito será conocer la situación sanitaria para evaluar luego posibles fechas para la postergada elección municipal. Caber recordar que al actual intendente que busca su reelección, Juan Manuel Llamosas, se le vence el mandato el próximo 2 de julio por lo que la situación institucional en la capital alterna es bastante particular.
La UCR también
La Unión Cívica Radical de Córdoba también comenzó a desperezarse y, sin sonrojarse frente a las demandas que hoy exige la emergencia social y económica, decidió azuzar su interna. El ex intendente Ramón Mestre, presidente del Comité Central, movió sus fichas y convocó a elecciones para el 9 de agosto, abriendo así una disputa con el Congreso Provincial, que preside el concejal Rodrigo de Loredo, por la elaboración del calendario electoral.
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