Antes de que el Indec difundiera el número, el ministro de Economía, Martín Guzmán, anunció que la inflación de diciembre era del 4% y la interanual del 36%, “17 puntos menos que el 2019”. De paso insistió con que se puso como objetivo reducirla “de a un 5% por año, pero de una forma consistente” para que la economía “se pueda sostener en función fiscal y de financiamiento”. También prometió a los empresarios de Paraná que no habrá atraso cambiario y que el dólar seguirá el ritmo de la inflación.
Las proyecciones del Ministro lucen optimistas frente a las del mercado. En el último sondeo del Banco Central (REM) calcularon que para diciembre de 2021 la inflación se ubicará en 49,8% interanual, disminuyendo en 0,2 puntos porcentuales los pronósticos provistos en noviembre. Respecto de la carrera entre precios y dólar, en el año que cerró la divisa en el mercado mayorista ganó por cuatro puntos porcentuales: 40% versus 36,1%.
No fue lo mismo para los bolsillos, donde saltó 81% incluyendo el adicional de 35% que impuso el Gobierno. Los analistas de mercado estiman un mayorista de $125 a fin de año, 52% más que ahora. Sobre esa base, el minorista –con los recargos existentes- rondaría los $225.
La inflación en 2020 estuvo “controlada” por varios factores: congelamientos de tarifas, paritarias rezagadas y controles de precios. El último trimestre del año registró una inflación promedio de aproximadamente el 3,5% mensual dejando un fuerte arrastre para el inicio de éste por lo que los especialistas entienden que las próximas mediciones se moverían entre 3,5% y 3,8%. En ese contexto, el Gobierno sigue “pisando” precios regulados y generando nuevos desafíos a futuro.
Ecolatina advierte que las últimas aceleraciones inflacionarias coincidieron con períodos de caída del nivel de actividad. En consecuencia, hay que buscar sus razones más por el lado de oferta que de la demanda: los precios aumentan traccionados principalmente por el lado de los costos. Veamos entonces qué pasará con estos 2021.
La inflación fue muy heterogénea en 2020. Aunque el nivel general de precios aumentó 36%, este valor contiene muchas disparidades en su interior. Por caso, las tarifas de servicios públicos estuvieron congeladas durante todo el año, estirando a dieciocho los meses sin ajustes. En la misma línea, el Poder Ejecutivo pospuso varias actualizaciones de prepagas, combustibles y otros precios regulados.
La consultora analiza que como resultado de esa estrategia, el IPC Regulados acumuló una suba de 16% el año pasado, ubicándose 20 puntos porcentulaes por debajo del nivel general. Aunque esta dinámica perseguía un fin distributivo, alivianar la carga de aquellos consumos esenciales e inelásticos, provocó un atraso que deberá corregirse, agregando presiones a la futura suba de precios.
Siguiendo el mismo objetivo distributivo, la Secretaría de Comercio congeló los precios de varios bienes de consumo masivo durante los peores meses de la pandemia. En este sentido, resalta que el IPC Consumo Masivo, que representa un quinto del nivel general de precios, aumentó solo 21,5% el año pasado, ubicándose 15 puntos porcentuales por debajo de la inflación de 2020. De esta forma, se observa cómo el programa de Precios Máximos podría ser víctima de su propio éxito: su efectividad durante el segundo trimestre (aumentos menores al 1% mensual) forzó algunos descongelamientos en el cierre del año (+1,7% promedio mensual) que se acelerarían durante el comienzo de este año producto del atraso (frente a la suba de costos) acumulado.
El fondo espera
Las declaraciones de Guzmán y las proyecciones de evolución de precios coinciden con el parte con que el Fondo Monetario Internacional (FMI) señala que la Argentina debe establecer políticas para restaurar la confianza y la estabilidad, pero con el cuidado de seguir con el apoyo a los sectores más golpeados por la crisis del coronavirus.
Lo dijo su vocero, Gerry Rice: “Las autoridades continúan trabajando en el diseño de su plan económico de mediano plazo y discutiendo las medidas específicas para su implementación y trabajando para apuntalarlo con un amplio apoyo político y social”.
Agregó que comparten la opinión de las autoridades de que abordar los desafíos de Argentina “requerirá un conjunto de políticas cuidadosamente equilibradas que fomente la estabilidad, restablezca la confianza, proteja a los más vulnerables de Argentina y establezca las bases para un crecimiento sostenible e inclusivo”.
“Tuvimos un breve descanso en el diálogo durante el período de vacaciones, pero esperamos que el ritmo de las reuniones, todas virtuales, aumente en las próximas semanas”, dijo Rice, que además negó que se haya hablado con el Gobierno sobre la prórroga de los vencimientos en caso de que se demore la firma del nuevo acuerdo.
En Entre Ríos, donde acompañó a su par de Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, Guzmán pidió establecer una “agenda de intercambio y diálogo”, para continuar “un proceso de estabilización y de tranquilizar la economía, fortalecer la estructura económica productiva y generar desarrollo social y económico”.
Sostuvo que a la inflación se la “ataca con una estrategia macroeconómica integral, con políticas cambiaria, fiscal, monetaria, tarifaria y la política de precios e ingresos”. Para ello, “el Estado tiene un rol fundamental” definiendo “prioridades para la recuperación económica, pero tomando cada medida con cuidado”, consideró Guzmán. Por otro lado, el funcionario nacional remarcó que buscan que el dólar “vaya con la inflación”.
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