Alberto Fernández estuvo ayer en Tucumán en el acto de asunción del segundo período del gobernador Juan Manzur, uno de los mandatarios aliados de la primera hora del presidente electo, en lo que fue la primera juntada pública del peronismo pos triunfo del domingo.
La jura de Manzur también fue un ensayo de foto del pacto social que promueve Fernández: se reunieron gobernadores, intendentes, legisladores y gremialistas, más empresarios y referentes de distintos estamentos de la sociedad civil. De hecho hasta una delegación de rabinos de todo el país (y de los Estados Unidos) se dio cita en el teatro Mercedes Sosa de la capital tucumana.
Si bien no hubo un llamado "oficial" de Alberto a los gobernadores peronistas para encontrarse en la ciudad de la Independencia (la convocatoria seguramente se producirá, pero más adelante), la Gobernación anfitriona cursó las invitaciones formales a todos, incluido al cordobés Juan Schiaretti, que no asistió. "Fue invitado pero no vino", indicó una fuente de Prensa del gobierno tucumano. Según supo este diario, el entorno de Manzur tenía algunas expectativas de que el jefe de El Panal viajara a la jura. El mediterráneo se mantiene lejos de la dirigencia del PJ nacional, pese a que entre las presencias de ayer casi no hubo representación kirchnerista.
Sí asistieron el sanjuanino Sergio Uñac, el sanluiseño Alberto Rodríguez Saá, la catarmaqueña Lucía Corpacci, el riojano Sergio Casas y su sucesor Ricardo Quintela, el santiagueño Gerardo Zamora (radical albertista) y el formoseño Gildo Insfran. También estuvieron el diputado nacioanal electo por provincia de Buenos Aires, Sergio Massa (posible jefe del bloque oficialista en la cámara baja), la vicegobernadora electa de Buenos Aires, Verónica Magario, el intendente electo de La Matanza, Fernando Espinoza, y el ex goberandor bonaerense, Daniel Scioli (suena para volver como ministro o secretario de Turismo de la Nación). También estuvieron Miguel Acevedo, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Adelmo Gabbi de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Julio Crivelli de la Cámara de la Construcción, y Marcelo Fernández, de la CGERA, y los dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT), entre otros.
De Córdoba viajaron el senador Carlos Caserio, jefe del bloque del PJ en la cámara alta, y el legislador provincial de Hacemos por Córdoba Eduardo Accastello. Además de su rol institucional, Caserio representa hoy una de las patas cordobesas del albertismo. Fue el principal armador de Alberto en Córdoba y el que encabezó la "rebelión" peronista contra la prescindencia de Schiaretti. Aunque algunos lo mencionan como posible miembro del gabinete nacional, la mayoría considera que después del 10 de diciembre será ratificado en la jefatura del bloque PJ en el Senado, cuerpo donde Cristina Kirchner será la jefa natural.
En cuanto al ex intendente de Villa María, también cercano a Alberto Fernández, tiene una relación personal con Manzur desde las épocas en que el tucumano era ministro de Salud de la expresidenta y el cordobés era titular de la FAM (Federación Argentina de Municipios). Accastello se movió en la campaña cerca de Natalia de la Sota, la otra dirigente que el mandatario electo encumbró entre sus relaciones mediterráneas. Durante la campaña previa a las elecciones provinciales del 12 de mayo, el gobernador sugirió que el villamariense podría integrar el gobierno provincial en el nuevo mandato.
"Empezamos una Argentina que va a ser gobernada por un presidente y 24 gobernadores”, dijo Alberto ante el grupo de mandatarios presentes. También sostuvo que la Argentina "no es un país de una Argentina central y periférica, es una toda. No hay una Argentina de primera y otra de segunda". El próximo presidente, que viajó con su vocero, habló luego de la asunción de Manzur, con quien salió a saludar a la plaza Independencia. El tucumano recibió varios gestos de Alberto, retribución a su rápida adhesión a la fórmula de los Fernández. De hecho, en Tucumán se realizó la primera reunión de gobernadores del PJ posterior a las Paso. Manzur fue mencionado como posible jefe de un "gabinete peronista" de Alberto, por sus buenos vínculos con los mandatarios, aunque las versiones más insistentes ubican a Santiago Cafiero, dirigente de la mesa chica del presidente electo, en ese lugar.
Mientras tanto, queda pendiente el encuentro con Schiaretti, que lo felicitó el domingo vía Twitter por el triunfo electoral en primera vuelta y le reiteró el "compromiso de Córdoba" con la gestión nacional. Córdoba no fue tema central, en los corrillos del lunch que se sirvió en el hotel Sheraton se comentó con sorpresa el resultado que obtuvo el Frente de Todos el domingo en esta provincia y en el departamento Capital, que fueron los más bajos del país. Y aunque todavía no hay fecha para la convocatoria a los gobernadores, se insistió en la necesidad de fortalecer la relación institucional del nuevo gobierno con Schiaretti. Por lo demás, en sus palabras posteriores al acto, Alberto volvió a hacer un guiño de simpatía a Córdoba. Fue cuando mencionó el valor de la educación pública y recordó que "un día en Córdoba, la reforma universitaria abrió las puertas para que la universidad sea conducida por el conjunto de la comunidad universitaria".
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