“Patricia, presidenta; Patricia, presidenta”, vitoreaban los integrantes de la liga juvenil del PRO Córdoba al término de su encuentro con la jefa del partido que fundó Mauricio Macri. “Hay muchos candidatos”, calmó la efusividad de chicos y chicas, entre risas socarronas. Patricia Bullrich tendrá un rol importante en las elecciones legislativas nacionales; también en el armado político en todo el territorio nacional. Su paso por la provincia sirvió para ratificar qué se espera de la conducción partidaria local en este año electoral y, por supuesto, para visibilizar quiénes son los favoritos de los popes para protagonizar la compulsa en las listas y en el territorio.
Candidatos hay muchos, sí. Sin embargo, como era de esperarse, el beso en la frente de Bullrich fue para Gustavo Santos. Ya nadie duda que el exministro de Turismo de la Nación tendrá un rol de liderazgo y el PRO nacional ya empezó a testearlo en los sondeos y en el campo.
Bullrich delegó la organización de su raid político en Córdoba al radical. Aplicado, Santos armó algunas reuniones previas en su casa para determinar cada una de las actividades de la visita de la “comandante”, apodo que utilizan varios integrantes del PRO local para nombrarla. “El 100% de la agenda la organizó Gustavo y en el mundillo amarillo eso significa mucho. Fue el gran ganador del fin de semana”, decodificaba una alta fuente del espacio.
La dirigencia local del partido ha naturalizado los “dedazos” de los líderes nacionales como parte de la identidad del espacio. De hecho, los pequeños actos de irreverencia que se permitieron tras la llegada al poder nacional, no hicieron más que profundizar las divisiones en el PRO Córdoba. Sólo basta con recordar el desenlace de la interna amarilla reciente: tuvieron que repatriar a Javier Pretto para llegar a un acuerdo, so pena de colocar a un hombre en la presidencia que incumplía con los requisitos emanados de la propia carta orgánica.
Como sea, parece que Santos les cae bien a pesar de las imposiciones porteñas. Le reconocen el esfuerzo de integrarse al PRO, a diferencia de otros favoritos de antaño como Héctor “La Coneja” Baldassi, remarcan. El también exfuncionario provincial, durante todo el fin de semana participó de las reuniones de Bullrich como si fuera un miembro activo de la fuerza. Ahora bien, macristas y postmacristas cordobeses leen el approach como una jugada inteligente, aunque interesada. “Santos no tiene estructura política propia. Es él y su nombre”, lanzan con saña.
Otro de los hombres que recibió las atenciones de Bullrich fue el intendente de Villa Allende, Eduardo “Gato” Romero. En el PRO alertan para los desprevenidos que esta parte de las actividades de la exministra de Seguridad de la Nación no deben leerse como una bendición electoral. Todo lo contrario: la reunión con el golfista se explicaría por su fuerte descontento por la interna en el departamento Colón. Se sabe que el G25 está dispuesto a pelearle el territorio pensando en las elecciones municipales del 2023.
“Romero le informó su malestar al propio Macri. Bullrich no hizo más que intentar calmarlo”, así explican desde el PRO el café de ambos.
Cierto es que Bullrich vino a fortalecer la estructura partidaria. Además de ratificar que no hay lugar para interna amarillas (por Colón y Santa María que no hubo arreglo), concedió gestos a todos los miembros empezando por Pretto, el presidente PRO que facilitó la unidad entre macristas y monzoístas cordobeses. Al exintendente de La Carlota le esperan semanas desafiantes, luego que le rechazaran su pedido de adelantar la asunción. Como todos, sabe que la unidad amarilla fue sellada con saliva.
Veamos algunos otros gestos: sentó a su derecha a la senadora Laura Rodríguez Machado durante la presentación de su libro “Guerra sin Cuartel”; en una YPF atendió a Baldassi y Soher El Sukaria se llevó un gran elogio: “es una gran diputada”, puso Bullrich en sus redes. También, la jefa del macrismo nacional concedió una reunión al exintegrante de Primero la gente, Sebastián García Díaz y se reunió con el titular del Partido Libertario, Agustín Spaccesi. Cabe recordar que el PRO trabaja activamente esta idea de convertirse en una gran góndola política con primeras, segundas, terceras marcas.
Otros líderes de Juntos por el Cambio también se acercaron a hacer reverencias: los radicales Mario Negri y Ramón Mestre; el líder del Frente Cívico, Luis Juez, y otros referentes encumbrados de cada sello.
Decíamos, si hubo ratificaciones del rumbo elegido por parte de Bullrich, párrafo aparte merecen aquellos que eligieron marcar distancia o, directamente, abstenerse de la gira estival de la “comandante”. El presidente del PRO Córdoba, Darío Capitani, fue el gran ausente; también, el diputado Gabriel Frizza. El primero, está enojado por el manejo de la interna cordobesa y la mediación porteña; el segundo, por la continuidad de las afrentas en el departamento Colón que desafía a su elegido, el concejal de La Calera, Ariel Mealla.
Baldassi cumplió con lo justo. Sin los primerísimos primeros planos que supo ocupar en las giras locales de los popes del PRO, logró un café con Bullrich sobre la marcha. La corrección política le ganó al enojo que hay en las oficinas porteñas por las pretensiones del árbitro que ya avisó que será candidato por fuera o por dentro. Lo que ocurra primero. Dan cuenta de sus intenciones las buenas migas que ya teje con Juez, el rupturista por deporte de Juntos por el Cambio.
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