La decisión no es azarosa, sino que se basa en la aplicación del sentido común en política. El expresidente Mauricio Macri apostará todo a la región centro del país para gestar las posibilidades del regreso de Juntos por el Cambio al poder central. Entiende que sólo él puede movilizar a ese electorado que lo apoyó, aún en los momentos más críticos de su gobierno. Al respecto, quienes lo rodean dicen que aún es el indicado para liderar la construcción porque nadie lo discute como la contracara del kirchnerismo; agregan que falta tiempo para decidir si los emergentes (Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal o Patricia Bullrich) están en condiciones de asumir el desafío en 2023.
La región centro –Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos- fue clave para recortar la diferencia de 16 puntos que el ahora presidente Alberto Fernández le había sacado al fundador del PRO en las PASO de 2019. Las provincias productivas, el eje central de la economía argentina, fueron clave para que Macri tuviera una “derrota digna”, si se permite el oxímoron.
En Córdoba, Macri duplicó la cosecha de las primarias, como se esperaba. El mismo optimismo reinaba en Mendoza y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, grupo de distritos afines. Pero en Santa Fe fue grande la sorpresa porque ganó por casi un punto a Fernández cuando en las primarias había perdido por 10. Igual diferencia se dio en Entre Ríos donde el mapa se dividió en porciones iguales para Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, con leve ventaja de la coalición macrista y radical.
Macri apostará al grupo de seis provincias que le permitieron descontar puntos con el candidato ungido por Cristina Fernández. Al tridente de la región central se suman CABA, San Luis y Mendoza, aunque los tres bastiones que integran el corazón productivo formarán parte del plan medular de Macri para robustecerse de cara a las elecciones de 2023.
Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos integran la pampa gringa argentina asfixiada con la presión impositiva y descontenta por la posibilidad latente de que se incrementen las retenciones a productos clave en el perfil agroexportador del país, como anticipó la semana pasada la secretaria de Comercio Interior de la Nación, Paula Español. El creciente enojo del sector con el gobierno de Alberto Fernández es tierra fértil para que el referente del partido recoleto vuelva a entonar las melodías del cambio, ahora convertidas en los sonetos de la defensa de la república y la protección de las instituciones.
Para la ocasión, Macri prescindirá de los famosos y debutará en un rol totalmente desconocido para él: oficiará de armador político, al estilo clásico. Ya maquina una estrategia anclada en el territorio y con dirigentes que conocen el paño. Como se observa, no se trata de un juego de niños, pero el empresario que se involucró en la política está dispuesto a asumir el desafío tal como anticipan sus próximos movimientos.
El jefe del PRO no propondrá a los cordobeses, santafesinos y entrerrianos hombres surgidos del deporte, el espectáculo o por el atractivo que generan en los medios de comunicación. Se puede decir,con toda seguridad, que para Macri ya terminó el tiempo de los Héctor Baldassi, Miguel del Sel o Alfredo de Ángeli.
En el country Potrerillo de Larreta, el expresidente anticipó a los macristas cordobeses que quiere un PRO fuerte. Los comensales interpretaron la declaración como una ratificación de versiones informales que anticipaban que Macri peleará por el liderazgo que hoy le reclaman los socios, en concreto, los radicales en las voces del mendocino Alfredo Cornejo y el jujeño Gerardo Morales; también los suyos.
En ese marco, la fascinación de Macri con su exsecretario de Turismo de la Nación, Gustavo Santos, se decodificó entre los aliados como una escenificación de este deseo de superioridad amarilla. Pero lo cierto es que el también exfuncionario de los peronistas Juan Schiaretti y José Manuel de la Sota, es una parte más de un proyecto nacional del exjefe de Estado.
Para Entre Ríos, Macri piensa en su exministro del Interior, Rogelio Frigerio, para la gobernación en el 2023. El nieto del desarrollista homónimo fue muy crítico con su jefe político durante la gestión nacional y hoy, como Larreta y Vidal, pide la ampliación de Juntos por el Cambio. En otras palabras, asume necesario consolidar la pata peronista de la entente. Frigerio, como Santos, serán candidatos en las elecciones de medio término.
En Santa Fe, la terna aún no está cerrada y son dos los hombres los que pisan firme en las cavilaciones de Macri. Como ocurre en Córdoba y Entre Ríos, los comicios legislativos anticiparán quienes son los sindicados para jugar por los gobiernos provinciales en dos años.
El actual diputado Federico Angelini, vicepresidente del PRO de la provincia vecina, encabezará la boleta de senadores con bendición de los popes porteños y Macri piensa en él para suceder al peronista Omar Perotti. En tanto, en radical y exintendente capitalino, José Corral, podría ser otra de las opciones. Sin embargo, la prioridad la tendrían los amarillos. Todo dependerá, en este caso, de las negociaciones por el armado de un frente con los socialistas. Se da por descontado que, si no se llega a un acuerdo entre el Frente Progresista, el radicalismo y el PRO tienen pocas chances de ganar la ronda ejecutiva. La clave en la provincia es trabajar por un frente antikirchnerista, opinan en el macrismo.
Como se señaló desde estas páginas, Rodríguez Larreta, la figura que concentra toda la atención nacional, en especial por el aval de la Corte Suprema a su decisión de mantener la presencialidad en las escuelas, comparte esta idea de apuntalar candidatos a gobernadores en bastiones centrales. Santos, Frigerio y Angelini, gozan del consenso y tendrán apoyo y recursos acordes a los planes que tienen para ellos.
Esto indica que hoy no hay tensión en los planes de armado nacional, con excepción de la cuna PRO, la ciudad de Buenos Aires. Habrá que esperar la campaña nacional del 2023 para ver quién recoge los frutos de este debut o giro del PRO hacia el territorio.
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