Una semana después de la reunión que mantuvo con el embajador chino en Argentina, Zou Xiaoli, en el marco de una actividad institucional de la Región Centro, el gobernador Juan Schiaretti se entrevistó ayer en forma virtual con el embajador argentino en los Estados Unidos, Jorge Argüello, y los funcionarios de la sede. Se trata de acciones paradiplomáticas que llevan el sello de la Secretaría de Integración Regional que conduce el silente Jorge Montoya, y tienen que ver no solo con buscar inversiones y mercados para los productos de Córdoba, sino con la intención del mandatario dar una impronta “internacionalista” a su gestión, mostrar algún juego geopolítica, y proyectar su figura más allá de los límites de Córdoba.
Algo que quedó claro cuando uno de sus hombres, el ministro de Agricultura Sergio Busso, lo ubicó como un presidenciable de cara a 2023. En cualquier caso, no pueden leerse por se parado el “lanzamiento” presidencial de Schiaretti, y sus incursiones de acercamiento, por primera vez en todos estos años de gobierno, a las dos potencias en pugna, China y EE.UU., que buscan asegurar presencia en la región. A esto se suma la intención del jefe del Panal de conseguir vacunas para el Covid 19 en los países que la producen, iniciativa que comparte con la Región Centro y con CABA.
En el Frente de Todos, ese plus internacional le es adjudicado al titular del Frente Renovador y presidente de Diputados, Sergio Massa, el más "centrista" del oficialismo nacional.
Todo se dio bajo el paraguas de la “Agenda Federal” de la embajada en Washington, un proyecto que busca federalizar la política exterior para que las provincias alcancen objetivos concretos. Córdoba es la primera provincia argentina que mantuvo una reunión formal en el marco de esta agenda de trabajo, y Arguello admitió durante la misma que la provincia tiene la musculatura suficiente para el desafío. Un intercambio de gentilezas. De hecho, Schiaretti se esmeró en mostrar equipo al presentarse en la reunión con casi medio gabinete: la ministra de Coordinación, Silvina Rivero y sus pares de Industria, Comercio y Minería; Eduardo Accastello; y Ciencia y Tecnología, Pablo de Chiara; el presidente de la Agencia Córdoba Turismo, Esteban Avilés, más los mencionados Busso y Montoya.
En clave localista, Schiaretti no dejó pasar la oportunidad para diferenciar a Córdoba y a su “impronta”: “Es bueno que en un país como el nuestro, que tiene una unidad nacional pero tiene características particulares por región, puedan ser contempladas las particularidades de las regiones en las relaciones con el país que tiene la mayor economía de la tierra, y el de mayor de inversión extranjera en Argentina», indicó Schiaretti en un momento de la charla.
En otro tramo, el gobernador insistió con la importancia del complejo agroexportador de Córdoba en el PBI nacional y provincial. «En el PBI de Argentina el complejo agropecuario representa alrededor del 10%. En Córdoba es más del 21%. Eso indica la importancia que tiene el complejo agrícola ganadero en Córdoba. Y también está la maquinaria agrícola vinculada a eso, para nosotros es otro rubro importante», resaltó.
Según informó el Panal, durante el encuentro se trataron temas vinculados a exportación de servicios industriales, agrícolas y basados en el conocimiento; promoción del turismo; articulación de la política de hermanamientos; vinculación con la escuela de Gobierno de la OEA y el restablecimiento del programa Fulbright.
El encuentro fue gestionado por doble vía, en un momento en el que las relaciones políticas entre Córdoba y la Nación están en el punto más alejado de sus respectivas órbitas. Argüello es amigo personal del presidente Alberto Fernández -son dos peronistas porteños, aunque el embajador es cordobés de nacimiento- y su nombre es mencionado cuando se habla del reemplazo del actual canciller, Felipe Solá, que permanece en el cargo pese a varios desaguisados diplomáticos. Los corrillos aseguran que, cuando AF armó su gabinete, la vicepresidenta Cristina Kirchner no avaló a Argüello para el cargo de ministro de Relaciones Exteriores, pese a que ya había ejercido ese cargo durante su gobierno. A su vez, el embajador y el secretario Montoya se conocen de la política desde hace años, cuando el funcionario cordobés tuvo su paso por el kirchnerismo durante el primer gobierno de CFK.
Ante la mirada silenciosa de Schiaretti, el embajador sostuvo que Alberto Fernandez es un presidente que habla con todos los presidentes, y lo distinguió por eso. También admitió que la actual administración Biden no miró inicialmente a los países de la región, pero que es un aliado natural de Argentina, sobre todo con el florecimiento de las relaciones con China y Rusia.
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