Agotar la paciencia de los vecinos para utilizarlos como elemento de presión en contra de la administración no es algo que se consiga de un día para el otro, por eso, aprovechar el contexto es clave para cualquier sindicato que quiera imponer sus condiciones en una negociación con el Estado. Y el Suoem sabe de esto.
Allí puede buscarse una explicación al criterio de oportunidad decidido por Rubén Daniele para empezar a reactivar el clima de “lucha” entre sus representados. Con los movimientos sociales alineados dentro de la “unidad piquetera” presionando a la Nación por la ampliación de la asistencia estatal y los sindicatos públicos manteniendo abierta una paritaria que se empieza a complejizar para el Centro Cívico, percutir sobre el Palacio 6 de Julio para que el PJ haga lugar a los reclamos municipales parece una tarea casi a medio hacer.
Atento a esto, el Suoem convocó ayer a una asamblea de delegados. Los motivos formales de aquel llamado fueron múltiples: adicionales por título, ascensos automáticos, bonificación por función, cambios de agrupamiento, cambios de horario, cargos rendidos sin designación, convocatoria a concursos de cargos de conducción, deuda salarial, diferencias en Bono Retribución Estímulo y un largo etcétera figuraron entre los asuntos a tratar en la asamblea. Tan amplia fue la convocatoria que sería raro que un solo delegado no estuviera interesado en alguno de los ítems. Y esa fue precisamente la intención.
En la jerga, se trató de una asamblea para “unir bases”. Interesar a todos los municipales a formar parte de un futuro conflicto prometiendo que se reclamará por las demandas de cada uno de ellos, aunque en realidad los verdaderos puntos a discutir serían apenas dos: el pase a planta de los empleados contratados y el llamado a concursos para los municipales que hoy ocupan los interinatos, a saber, puestos jerárquicos de cada repartición en los que revistan agentes que no llegaron ahí por concurso, sino en virtud de una designación precaria y discrecional del Ejecutivo.
Estos mandos medios, que configuran las líneas que están inmediatamente debajo de los funcionarios y que en muchísimas ocasiones tienen mayor control que ellos de sus oficinas, representan un punto clave en el poder del Suoem. De hecho, cuando en el peronismo se habla del “final del co-gobierno”, se alude a ciertos avances que la administración consiguió, fundamentalmente durante la pandemia, sobre el sindicato, al recuperar el manejo de información y expedientes clave y alejarla de su alcance, pero se evita hablar de los mandos medios interinos.
Es que, en rigor, la enorme mayoría de estos empleados jerárquicos subsisten desde las gestiones radicales de Ramón Mestre, al punto de que si se cruza la planilla de interinatos que dejó el ex intendente con la actual, se encontrarán pocas diferencias.
Muchos peronistas se preguntan (o se preguntaban) por qué. Ninguno de ellos consiguió respuesta.
El reclamo del Suoem por abrir ahora a concurso la estabilidad de estos cargos no responde, va de suyo, a un ataque de meritocracia. Por el contrario, el llamado a concurso de estos puestos suele incluir una “pequeña” manganeta, a saber, dar un puntaje adicional prácticamente imposible de descontar a quienes ya revistan, en calidad de interinos, en esos cargos, con lo cual quienes participen desde afuera sólo ayudarán a legitimar la jugada.
El asunto, a pesar de ser grave, no deja de ser habitual. El problema es que, de consolidarse los mandos medios interinos -muy mayoritariamente alineados con el gremio- se perderá la chance que el peronismo tuvo de hacerse con el control total de la botonera del municipio.
Cabe, finalmente, una observación adicional. A pesar de que el índice inflacionario difundido ayer por el Indec fue el mayor en dos décadas (7,4 por ciento), el gremio no ha empezado aún a hablar de paritarias. Es una prueba de los reflejos de Daniele. En el incierto escenario económico, la prioridad es conseguir la estabilidad en los cargos.
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