El estado financiero de la Municipalidad de Córdoba es uno de los pocos ejes que logró defender la centralidad que la pandemia robó a la gestión pública de la ciudad. Incluso, el peronismo capitalino aprovechó la reconfiguración de la normalidad conocida para reducir el gasto salarial y la jornada laboral de los municipales, por brindar los ejemplos insignia.
El intendente Martín Llaryora encontró una oportunidad histórica para hacer lo que otros quisieron, pero no se atrevieron. Estos esfuerzos sirvieron para contener los efectos profundos del quiebre del orden mundial, la contracción de la actividad económica y su impacto en la recaudación impositiva. En este escenario, el equipo de Hacemos por Córdoba mostró pericia política y capacidad de acción, aunque deberá seguir haciéndolo.
Dos son los nuevos desafíos que ubican las cuentas del Palacio 6 de Julio, otra vez, bajo escrutinio: 1) la renegociación de los plazos de pago y la reducción de la tasa interés de la deuda externa contraída en la segunda administración del radical Ramón Mestre; y 2) la paritaria salarial con el Suoem. Que los recursos son escasos no es novedad. Que la situación es aún más delicada por el presente extraordinario, tampoco. Pero como en política hay que buscar responsables siempre, el manual argentino recomienda encontrarlos afuera o, en otras palabras, en la herencia recibida.
Sobre el gasto salarial, no hay mucho más que agregar. El titular de la UCR de Córdoba será recordado por los dirigidos por Rubén Daniele –su vigencia se desprende del regreso a la primera plana de los desmadres de los municipales por mejores condiciones salariales- como el alcalde que los resguardó (como nadie) de los embates de la inflación con la indexación de sus haberes. Los correligionarios poco dirán sobre este punto. Ahora, no permitirán –dicen desde el partido centenario- que “el peronismo siga construyendo un relato” con el legado que dejó el paso Mestre por el municipio.
Aquí es donde los U$S 150 millones que tomó el antecesor de Llaryora en 2016 entran en escena. Como publicó este medio a finales de septiembre, la Municipalidad se encuentra en una situación de default técnico al incumplir con el pago de la segunda cuota anual de intereses por U$S 5,9 millones. El 28 de diciembre vence el plazo fatal para lograr una restructuración que pase al sucesor de Llaryora el problema. Claro que el peronismo no quiere asumir que busca hacer lo mismo que hizo Mestre y es por eso que el secretario de Economía, Guillermo Acosta, cuestionó en duros términos la estrategia de financiamiento mestrista, como hicieran antes los ediles de su partido. Su cargo le imprime otro talante al descargo.
“Se contrajo una deuda en dólares para cancelar deuda en pesos”, dijo ayer al periodista “Petete” Martínez en radio Mitre. Acosta recordó el optimismo que rodeaba el primer año de gobierno de Mauricio Macri, pero no le perdonó al socio local de Cambiemos ser el único municipio en tomar deuda externa, regida bajo la normativa estadounidense. Para rematar, el funcionario de Llaryora recordó a los vecinos que el pasivo heredado con fecha de corte del 31 de diciembre de 2019 cerró en los $ 30.000 millones.
UCR tira de la cincha
En concreto, la variación de un dólar oficial de 15 a 78 pesos entre el momento que se tomó el préstamo a la fecha, los efectos de la pandemia y la recesión generalizada que se constataba en el país, incluso antes de la crisis sanitaria, hacen que la deuda “verde” se ubique entre las urgencias de Llaryora. Decíamos, los radicales no están dispuestos a que la actual administración cargue sus desafíos inmediatos a la cuenta de la UCR.
“Es verdad que la ciudad es la única que tiene deuda externa, pero hay que decir que era la única en su momento con capacidad económica y financiera para endeudarse en el mercado internacional del crédito. Para eso tuvo la aprobación de la Nación y la Provincia. También contó con la aprobación del Concejo Deliberante de Córdoba con el voto de cinco de los seis ediles de Unión por Córdoba y de dos legisladores de ADN”, explicó a Alfil Alfredo Sapp, jefe del bloque de concejales de la UCR.
Entiende que hoy la obligación no representa un porcentaje significativo del Presupuesto 2020: lo sitúa en torno al 17 % tomando el dólar a $ 57. Actualizando al precio oficial de la divisa norteamericana, Sapp ubica la incidencia actual en el orden del 24 %. “La Provincia tiene el 88 % de su presupuesto en deuda extranjera”, comparó sin detenerse en las obras pagadas con esos empréstitos que es un detalle no menor si se piensa en la obra del cierre del anillo de la Circunvalación o los gasoductos troncales.
“Mestre nunca incurrió en demoras para llegar a un default. Actualmente nos encontramos en un momento excepcional que surge de la pandemia, pero la situación financiera del municipio está en buenas condiciones por el hecho de que la Municipalidad realizó dos licitaciones exitosas de letras durante el 2020 y ha habido una rebaja de aproximadamente el 30 % con el ajuste salarial por lo que no se debería haber producido el default técnico”, trató Sapp de desarmar los argumentos oficiales. De todas maneras, el exfuncionario mestrista remarcó que las suyas son suposiciones porque no hay datos oficiales sobre el estado financiero municipal.
Aquí coincide el jefe del bloque Evolución, Rodrigo de Loredo, quien también fue consultado por este medio por el tema. “No sabemos si el objetivo de la renegociación es mejorar las condiciones de pago o se trata simplemente de trasladar los pagos de los compromisos para más adelante sin intención de resolver el problema”, planteó.
Al respecto, el excandidato a intendente aseguró que “el acceso a la información presupuestaria, fiscal y económico financiera del municipio es nula, en un hecho sin precedentes”.
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