Claro que hay otros factores que operan en lo que parece un triunfo cantado de Boretto. En primer lugar, el oficialismo rectoral debe trabajar y mucho para convertir en real sus posibilidades potenciales. Siguiendo con la metáfora vaticana, no vaya a ser que “el señalado para Papa termine cardenal”.
Las condiciones preelectorales indican que hay ocho unidades académicas que apoyan la candidatura de Boretto. Esto cuenta como propio una Facultad que lo es “con condiciones” del sempiterno Pedro Yanzi Ferreira, cacique desde hace más de 20 años de una Facultad clave como Derecho. Su apoyo se alcanzó en las elecciones de 2016 y 2019 integrándolo como vicerrector de Hugo Juri. Pero con dos mandatos de vice (que ejerció con un plus de poder porque él fue el que condujo el Consejo Superior mientras el rector tomó el rol de operador de la UNC en decisivos ámbitos extra universitarios), ya no puede repetir. Coinciden en que se le han hecho al aún vice ofertas para retenerlo en la alianza oficialista.
Las Facultades prooficialistas son Económicas, Médicas, Agropecuarias, Odontología, Ciencias Exactas, Lenguas y Arquitectura, más Derecho. La menguada oposición cuenta con Sociales, Comunicación, Artes y Filosofía. En una zona gris se cuentan Famaf, Psicología y Químicas.
Más allá de estas precisiones, hay detalles propios en varias Facultades. Filosofía, por caso, está virtualmente partida políticamente en dos. Por un lado, el remanente scottista apoyaría a Boretto (secretario general de la UNC durante los dos mandatos de Carolina Scotto), junto al peronismo disperso que existe en la UNC y que, obvio refleja la postura anti K del PJ provincial. Mientras, el oficialismo decanal está en una etapa puerperio: más preocupado en las internas de la Facultad que en las elecciones rectorales.
Es notable la diáspora que se ha producido en los últimos años del kirchnerismo universitario, no sólo en el claustro estudiantil, que ha llevado a La Bisagra a ser la cuarta fuerza, desplazada como segunda fuerza por el peronismo universitario, en notable crecimiento. En este caso, se trata de movimientos en paralelo con lo que ocurre en la política de Estado: ocaso K y crecimiento de la figura de Juan Schiaretti.
Quién hubiera imaginado, a propósito de estos corrimientos, que en Filosofía (pivot, junto a Famaf, de la alianza que gobernó la UNC entre 2007 y 2016) podría ganar Boretto. O que Químicas, de donde salió el candidato que compitió y perdió contra Juri, esté ahora en un limbo en materia de posicionamiento para la elección. Ni hablar de Famaf, de donde han salido del ala dura del kirchnerismo, ofertas para integrarse como vice de Boretto la fórmula para competir en las elecciones.
Saliendo del ámbito académico, los dos sindicatos en que están encuadrados sus empleados, Gremial San Martín (no docentes) y Adiuc (docentes), han estado en los últimos años casi en las sombras, sin el protagonismo de antes. ¿Qué harán? Se supone que jugarán con el oficialismo, particularmente los no docentes.
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