Una “ola” de solidaridad por mi Kindle secuestrado (y consejos útiles)
Cristian Sosa Barreneche: “No me extraña. A mí ya me ha pasado. He tenido que salir en el auto a las 6 de la tarde para Buenos Aires para `liberar´ una cámara. Además del viaje, perdí todo el día siguiente en Ezeiza haciendo el trámite. Tuve que hablar con todas las gordas con bigotes habidas y por haber (no tengo nada contra ellas), hasta que al final, al día siguiente, la tuve conmigo. Es decir, casi tres días. De ahí en más, aprendí y me fijo hasta el último detalle para que no me ocurra. Lo único que puedo decir de esta experiencia es que: 1) El aparato que se compre no tiene que enchufarse o no venir con el transformador, 2) No puede ser usado; 3) No tiene que venir con baterías (pilas); 4) Y tiene que tener una valor menor a (creo) U$S 2.000; 5) Tener suerte y no caer en las garras de las señoras. Lo lamento mucho, Iñigo”.
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