Mar 11/03/2014
Gabriel Sapino: “Íñigo: la semana pasada viajé, por primera vez, a Chile por el paso de Las Cuevas -en Mendoza- y me llamó mucho la atención que cuando uno entra a Chile, la ruta lo lleva obligadamente al control integrado de migración y aduana, mientras que cuando uno vuelve a entrar a la Argentina pasa primero por una cabina, donde le dan un papelito con un sello ilegible, donde anotan con birome la patente y la cantidad de pasajeros que entran (mirando desde la cabina, sin revisar nada). Antes de llegar a Puente del Inca, unos 20 kilómetros más adelante, uno “debería” desviarse de la ruta y entrar al centro de Migración Integrado donde hace todos los trámites para regresar al país (también puede seguir sin hacer migraciones); a esta altura podrían haber ingresado personas, bienes, drogas y hasta niños al país sin que nadie se entere. En este lugar, luego de revisar la Afip lo que traes, te ponen un sello más en este papelito que después, 17 kilómetros más adelante, lo controla Gendarmería (si no lo tenés, te hacen volver). O sea que el único control es un papel, sin preforma, mal cortado, escrito a mano, con unos sellos ilegibles que controla un (uno) gendarme en la ruta. La verdad es que este mecanismo levanta demasiadas sospechas, imaginate el colador que es esto para todos tipos de delitos. Saludos”.
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María Del Carmen Porpora: “Conozco personalmente el proyecto y no sólo me parece muy bueno, sino también muy oportuno, pues es una forma de abrir una puerta a los jóvenes que por falta de experiencia u otros motivos no hallan una salida laboral. El Gobierno, en lugar de darle un subsidio a los ni-ni, debería invertir el dinero en el pago para que aprendan un oficio. Excelente idea y ojalá todas las empresas ayuden a su consolidación”.
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