Formo parte de una generación que para ir al cine estaba obligada a producirse…
… de peluquería y engominado, con tus mejores championes o al menos impecables, y oliendo a talco era la conditio sine qua non que te otorgaba el pase a disfrutar de los dibujos animados en el Odeón (9 de julio entre Rivadavia y San Martín), una de cowboys (convoyes se decía) en el Mayo (sobre 25 de Mayo, ahora una sucursal del HSBC) o visitar el Cervantes (Rivera Indarte a media cuadra de Colón) que por ser el único con aire acondicionado de la época servía de refugio a quien debía “hacer tiempo” en el centro durante las tardes de verano o para aquellos con pretensión de tan solo dormir una siestita (en esos días no te obligaban a abandonar la sala una vez terminada la película) y por supuesto “la piojera”, el Moderno (Colón al mil quinientos) que con su larguísima función de tres películas seguidas (entrabas a las dos de la tarde, salías a las ocho) y butacas de madera quedabas listo para un turno con el quiropráctico.
Ana Ferreira (InfoNauta que comentó la columna anterior) me instó a que diera mi opinión sobre el modo de vestir del Cordobés… y hoy le respondo: “como el tujes”.
Reconozco que cada día se me presentan más dudas sobre, en términos de vestir, qué es hacerlo de modo elegante y qué no... no porque desconozca las reglas que imperan al respecto sino por lo que observo a diario, porque reconozco que las nuevas tendencias ganan las vidrieras marcando el paso y por mirar como los gurus de la moda son premiados a pesar de lo absurdo de sus propuestas y todo esto aplaudido por la gran mayoría.
No pretendo fastidiar con el costado psicológico del asunto sobre que “el modo de vestir representa una comunicación no verbal con nuestro entorno y por tanto contribuye al mensaje que trasmitimos”, sino denotar una cuestión más simple y motivo de mi afirmación: no respetamos el código de vestir para la ocasión.
Es suficiente ver cómo en las entregas de premios, recepciones y eventos formales el organizador, perfectamente vestido, intercambia saludos con individuos que no están acordes; o cómo en una boda donde el novio y padrinos lucen impecables y la novia invirtió dos mil o más dólares en su atuendo reciben invitados en vaqueros o zapatillas… por más cool o lookeados que se crean es de mala educación y una falta de respeto para con el anfitrión.
En la fotogalería de esta semana y por sugerencia del amigo Duilio Di Bella nos ajustamos a las exigencias de nuestros eventos locales e ilustramos cómo lucir un estilo casual y cóctel; Córdoba no ofrece oportunidad para gala o etiqueta por lo que descartamos frac, chaqué y esmoquin.
Se agradece el aguante y te deseo una excelente jornada.
(Seguimos actualizando diariamente el blog de InfoHombres, un espacio de imágenes anónimas que intenta reflejar el Cordobesismo a la hora de vestir, visitalo aquí).
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