Entre noviembre y diciembre, la inflación pasó en Argentina del 12% al 25,5% mensual. Este incremento no es inédito para el país. Situaciones similares sucedieron en 1975, con el exministro de Economía Celestino Rodrigo y en 1989 con la hiperinflación. De todas maneras, entre enero y abril, el dólar bajó y se mantuvo estanco. ¿Por qué se dio este descenso? ¿Qué puede pasar a futuro?
Para Gastón Utrera, director del Instituto de Economía Política de la Universidad Siglo 21, la baja del dólar tuvo que ver con la eliminación del déficit fiscal y con políticas públicas para reducir el excedente de dinero en el mercado.
El especialista –que dirige uno de los institutos de la universidad que tiene sede en Río Segundo– explica que cuando hay demasiados pesos en circulación y pocos dólares, esto funciona como un “combustible” para la divisa extranjera que tiende a aumentar. Al reducirse este excedente, el dólar baja.
Vamos por partes.
Tres mecanismos en simultáneo
Utrera explicó que el Banco Central tuvo –y sigue teniendo– un grave problema: hay demasiados pesos, tanto por el dinero que circula como por la deuda que este mismo banco mantiene y que devenga intereses.
La primera medida que tomó el presidente Javier Milei fue eliminar el déficit fiscal. Después implementó tres mecanismos en simultáneo para bajar el excedente en pesos.
El primer mecanismo fue implementado por el Banco Central, que comenzó a absorber pesos. Por un lado, inició la entrega de bonos a los importadores para que regularicen su deuda con el exterior. Con el llamado “Bopreal”, el Banco Central recibe pesos de los importadores pero, en lugar de darles dólares, les entrega un papel que contempla un cronograma de pago a futuro para que reciban esos dólares. “Esta operación implica una absorción del peso y una reducción de la base monetaria”.
Por otro lado, el Ministerio de Economía puso una tasa de interés –por debajo de la inflación– a la deuda que mantiene el Banco Central con los otros bancos. “En diciembre, enero y febrero que hubo tanta inflación, esa deuda fue cayendo. Es lo que habitualmente en Argentina se conoce como licuación. Se está licuando esa deuda por inflación”.
En tercer lugar, el Tesoro Nacional coloca deuda en el mercado, toma pesos y –en lugar de gastarlos– se los devuelve al Banco Central.
“Con estas medidas, se logró reducir en tres meses aproximadamente un 40% del excedente de pesos. Con mucho menos dinero en el mercado, hay menos combustible para el dólar y eso hace que la divisa norteamericana baje o siga planchada”.
La pregunta del millón
Ante este panorama, la siguiente pregunta sería: ¿El dólar va a seguir bajando? Para Utrera, todo dependerá de las brechas que existan entre los distintos tipos de cambio. Aunque la decisión del Gobierno nacional es unificarlas, todavía no tiene la suficiente cantidad de dólares como para concretar esa medida. Entonces, debe mantener una diferencia entre los tipos de cambio ni muy grande –para no generar expectativas de devaluación– ni muy baja para poder seguir recaudando el Impuesto País.
En ese marco, el Banco Central implementó una medida para que subiera el valor del “contado con liquidación”. Es que este tipo de cambio –que permite enviar dinero al exterior a través del mercado de títulos públicos– se había acercado al dólar importador: así se conoce el dólar oficial que agrega el Impuesto País.
Como la diferencia era tan baja, muchos industriales –incluidos los cordobeses– sacaron cuentas y prefirieron pagar con el dólar “contado con liquidación” a sus proveedores del exterior. En consiguiente, el Ministerio de Economía no podía recaudar el impuesto país.
“Hoy al Gobierno le conviene ir regulando la brecha cambiaria. El propio presidente dijo que necesita un poco más de dólares para poder unificar los tipos de cambio. Por eso espera el ingreso del Fondo Monetario Internacional", agregó.
Una súper inflación y dos déjà vu
El salto de la inflación que existió entre noviembre y diciembre del año pasado tuvo magnitudes similares a las registradas en dos momentos históricos del país. Pero, aunque todo el mundo recuerde más la “híper” de finales de la década de los ochenta, Utrera explicó que la del año pasado tuvo más coincidencias con el Rodrigazo de 1975.
Entre marzo y abril de 1989, antes de la hiperinflación, no sólo aumentó la cantidad de dinero, sino que también se desplomó la demanda. Nadie quería tener moneda nacional.
“Cuando la demanda de dinero tiende a cero, los precios suben al infinito. Es un proceso extremadamente explosivo. El tipo de cambio sube y arrastra todos los precios de la economía”, explicó el especialista.
Utrera aclaró que hoy, todas las versiones del dólar están planchadas o cayendo desde diciembre. Y hay demanda de pesos.
Sí encuentra más similitudes con el “Rodrigazo” de 1975, cuando también se dieron bruscos ajustes en los precios relativos.
“Si de un momento para el otro, el Gobierno deja de regular los precios, se produce un ajuste muy brusco y repentino. Sin intervención estatal, comienzan a subir las tarifas, los combustibles, los tipos de cambio, por poner ejemplos. Se genera una inflación muy alta”.
Sin embargo, entre ambos procesos históricos, Utrera consideró que existe una diferencia. “En 1975 el gobierno de Isabel Perón estaba debilitado y ya se hablaba de un golpe militar. En cambio, ahora el presidente todavía cuenta con apoyo de una parte importante de la sociedad, aun tomando decisiones que –en otro contexto– deberían generar un gran costo político”.
Son múltiples las variables que pueden incidir en la economía argentina. Cada uno de esos factores deberá ser analizado de cerca para saber qué nos deparará el futuro a corto plazo.
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