La pandemia y la guerra de Rusia - Ucrania produjeron una reconfiguración mundial donde los procesos se “aceleran” a un ritmo antes impensado. Alta inflación, nuevas monedas, altas tasas de interés, escasez de trabajadores y crisis energética. “Nunca antes el mundo había cambiado tanto en un período tan corto, pero esta década que para el mundo se presenta tan turbulenta, para Argentina puede ser una oportunidad”, comenta Domínguez.
En su libro “Argentina hiperacelerada”, el economista exhibe un panorama de los cambios actuales a nivel global, sus consecuencias y encuentra en la vuelta del liberalismo la posible solución para afrontar este nuevo ciclo.
¿Viejas recetas para un nuevo mundo?
“Desde lo económico el planeta está demandando los productos de los cuales Argentina tiene ventajas competitivas: alimentos, petróleo, gas, litio, minería y servicios tecnológicos, yo creo que el contexto es tan bueno que unificando el tipo de cambio y pudiendo acomodar la cuestión monetaria, Argentina crece. Ahora, si vos queres consolidar un ciclo mayor a largo plazo, el que asuma el nuevo gobierno va a tener que hacer una reorganización estructural, necesitas si o si una reforma laboral y poder bajar los impuestos y el gasto público. La misma sociedad que en 2015 te decía ‘queremos menos inflación y corrupción’, hoy te está diciendo ‘también queremos menos Estado’. Los países tienen ciclos económicos que duran 50 años, por contraposición, vamos hacia uno de tendencia más liberal, es decir, hacia una Argentina más abierta al comercio, al Capital, a la tecnología y con menos Estado. Estamos viviendo un mundo bipolar, un mundo en guerra, eso está haciendo una reestructuración de la cadena de suministro globales lo que le abre oportunidades a la Argentina”, concluye Federico Dominguez.
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