Cuando se procuraba el regreso a la actividad en pleno proceso pandémico, mucho se debatió de cómo sería el futuro del turismo, había elementos centrales por considerar, por ejemplo el sanitario, y distintos foros, casas de altos estudios, cámaras empresariales, sindicatos, medios de comunicación, funcionarios y políticos en funciones oficiales o en oposición daban sus puntos de vista siempre con la idea de la vuelta a la práctica del turismo como hecho primordial debido a lo que representa en materia económica.
Entonces surgían algunas premisas en las que un nuevo modelo de negocios y el trabajo real en sostenibilidad se transformaron en ejes principales de la realidad presente y futura, dónde también se reconocía que tanto los que están de un lado del mostrador y del otro (industria turística y turistas) indefectiblemente iban a tener que ser más responsables, dadas las circunstancias, el turismo siempre nos vuelve a recordar que es un fenómeno social, cultural, y que además puede ser negocio. Se había invertido la pirámide.
Algunos se apuraban, otros trabajaban el tema con más seriedad, pensando al detalle potenciales escenarios que tendrían variables de ajustes muy sensibles y las conductas humanas en el centro. El sociólogo estadounidense Erving Goffman decía, en su obra sobre microsociología “La presentación de la persona en la vida cotidiana”, en el dilema de la expresión versus acción, que: “Aquellos que poseen el tiempo y el talento para realizar bien una tarea pueden no tener, por la misma razón, ni el tiempo ni el talento para mostrar que lo están haciendo bien”.
Dicho en palabras de hoy, puede relacionarse “no solo hay que ser, sino parecer”; ¿pero cuánto tiempo y recurso se destina a parecerse más que a ser? No es un artículo destinado a hablar de interaccionismo simbólico, pero el autor y los pasajes citados desnudan rápidamente la realidad de hoy en torno al tema turismo, como en tantos otros.
Distintos conceptos y puntos en común; la vuelta a pensar en cuestiones que se olvidan fácilmente y la historia se encarga de recordárnoslas.
Dejamos atrás la pandemia, y volvimos a la normalidad con todos sus elementos, entonces aquello que podría o debiera ser siguen siendo consignas “sostenibilidad, equilibrio, desarrollo cuidado …”, pero por ejemplo, esta industria que genera mucho empleo, sigue siendo una de las que menos empleo estable y registrado tiene, se ha sumado el problema de acceso a la vivienda, ya no como sueño de techo propio, sino de alquiler, cosas como estas traen consigo impactos negativos tanto para el trabajador como en la calidad de servicio que se supone que debieran darse, ya sea por rotación, por las distancias a recorrer para llegar al lugar de trabajo, hechos que repercuten en el servicio que se presta.
Tan al desnudo están estas cuestiones y otras que de hecho que con motivo de celebrarse el Día Internacional de Turismo desde la UNWTO (Organización Mundial del Turismo) con Riad, Reino de Arabia Saudita, como escenario de los festejos la consigna en entorno al tema es “Turismo e Inversiones Verdes”, mientras sigan como premisa es la contraposición de lo que nos falta.
Pese a pronósticos bastantes negativos el turismo volvió y las personas le escaparon al encierro e hicieron que los números de la actividad superaran el escenario pre pandémico, señal de que en cuanto a la práctica el turismo goza de buena salud.
En este Día Mundial del Turismo decimos ¡salud!
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