Eben Ezer, la licorería declarada Patrimonio Cultural en Traslasierra (atendida por su propia dueña)

(Por Diana Lorenzatti) En la localidad de Las Calles, un pueblo con 1.700 habitantes ubicado a casi 4 kilómetros de Nono, se encuentra Eben Ezer, una licorería atendida por su dueña, Mirta Molina, quien con mucha dedicación, paciencia y pasión realiza licores y mermeladas caseros. Este lugar fue cuna de caudillos y rockeros. La historia.

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Eben Ezer (nombre que viene de la Biblia y quiere decir “Hasta acá me acompañó el señor”) es un lugar en el que se respira historia y aire serrano. Sus antepasados lo conocían como “El Perchel”, una casona de recambio de caballos de aquella época. La propiedad data de 1830. Allí se han hospedado los generales unitarios como General Paz, Aráoz Delamadrid y Pedernera. “Mi padre sembraba, mi madre hacía chacinados, yo pasé una infancia muy linda en el campo. Siempre viví acá”, cuenta Mirta. En 1997 se transformó en la primera licorería artesanal del Valle de Traslasierra, y para su aniversario nª 25, el gobierno lo declaró “Patrimonio de interés turístico, histórico y cultural del pueblo”.

Tomar un licor en Eben Ezer es viajar a través del tiempo. Otra perlita histórica es que en 1930 el lugar se transformó en un bar y Lucas Prodan, músico italiano, pasaba todas las noches a tomar una botella de ginebra. Tiempo después, creó la banda Sumo junto a otros reconocidos artistas y se reunían allí a pasar el rato. Es por esto que en la placa que le homenajeó el Gobierno a la licorería se puede leer “Cuna de caudillos y rockeros”.

Mirta realizó cursos de destilación, fermentación y maceración de licores. Escribió “La magia de los Licores”, un libro que superó más de 1.000 ventas y una revista sobre la licorería. “La base de los licores es la calidad del producto, elegir la mejor leche condensada, el mejor chocolate, la mejor agua destilada. El licor sirve para cerrar una comida”, indica Mirta. En Eben hay más de 130 variedades de licores y mermeladas caseras que realiza con la pulpa sobrante de las frutas. Algunas hierbas para macerar las recoge de sus propias huertas y otras son de Buenos Aires. “La importancia de mantener las tradiciones y el contacto con la naturaleza en mis productos. Para comprar me tienen que venir a buscar a la licorería. Al turista que viene lo invito a que se siente, se relaje, charlemos, puede degustar el producto que desee. En verano recibo hasta 22 ómnibus de turistas por día”, agrega la dueña, ya que es ella quien realiza todo el proceso de sus productos, desde pelar las frutas hasta embotellar. Cada tanto brinda trabajo a gente del pueblo para distintas etapas de la producción o para atender al público.