La finca, ubicada en la región de Cruz del Eje, se extiende por 30 hectáreas, de las cuales 11 están cultivadas y 19 se mantienen como bosque nativo. Walter y Mónica comenzaron su aventura agrícola hace 14 años con la plantación de olivos, pero los efectos del cambio climático los llevaron a reconsiderar su estrategia. Fue entonces cuando Rodolfo Griguol, un reconocido enólogo y amigo de la familia, los incentivó a adentrarse en el mundo del vino.
"Comenzamos con los olivos, pero la cuestión del cambio climático no es menor. Empezamos a sufrir sus efectos con los olivos", comenta Walter. "Rodolfo, nuestro enólogo, me motivó a entrar en el mundo de la producción de la vid y el vino, y hace cinco años y medio comenzamos a plantar".
La finca actualmente cuenta con tres varietales principales: Malbec, Cabernet Sauvignon y Pinot Noir. Además, Walter y su equipo están experimentando con un corte de Malbec y Cabernet que tuvo una buena aceptación.
Un aspecto notable del emprendimiento de Walter y Mónica es su enfoque en la agricultura orgánica. "Estamos yendo a la certificación orgánica. Tengo la tranquilidad de saber que camino todo el campo y entro a mi casa con los pies limpios", dice Walter.
Mientras continúan consolidando su presencia en la región, Walter y Mónica están demostrando que el noroeste cordobés tiene un gran potencial para la producción de vinos de calidad, y lo están haciendo con pasión, innovación y un profundo respeto por la tierra.
Como en cada ocasión que nos encontremos, reiteramos la invitación a sumarte, a seguirnos, a ser parte de esta movida que involucra a todos los cordobeses, porque todos #somosutuco.
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