Ante el súbito aumento de los casos de coronavirus en las últimas semanas, el Gobierno ya analiza volver a aplicar restricciones a la circulación, tal como hizo entre marzo y noviembre de 2020, aunque todavía no está definido qué alcance ni que rigurosidad establecerá. No obstante, los analistas ya advierten sobre el muy escaso margen que tiene en términos fiscales para 'financiar' un nuevo cierre de la actividad.
Es que la cuarentena del año pasado elevó el déficit fiscal primario a 6,5% del PBI, cuando a comienzo del año las proyecciones apuntaban a un rojo de 1,5% puntos del producto. La asistencia a empresas y hogares afectados por el confinamiento y un desplome de la recaudación tributaria ante el parate de buena parte de la actividad explicaron el incremento del desequilibrio.
En total, la cuarentena recortó los ingresos fiscales en más de $ 500.000 millones, de acuerdo con la diferencia entre las previsiones de fines de 2019 y el resultado de 2020. No obstante, la proyección previa no incluía el impuesto PAIS, que terminó embolsando casi $ 135.000 millones y amortiguó el impacto, en parte alimentado por la mayor compra de dólares ante el escenario de incertidumbre que configuró la cuarentena y la recesión.
En tanto, en la etapa más dura de las restricciones, en asistencia directa el Gobierno volcó cerca de 3,5% del PBI ($ 941.328 millones) y resignó algunos ingresos, en especial de seguridad social, por 0,4% del PBI.
Ante el cierre de los mercados internacionales y una plaza local de escasa profundidad, el Tesoro financió casi todo el agujero fiscal con asistencia monetaria del Banco Central (BCRA), posibilitado por la desmonetización que dejó el gobierno anterior tras la crisis cambiaria de 2018-2019. Con ya $ 2 billones emitidos en 2020 y una inflación cercana al 4% mensual promedio en los últimos dos trimestres, los analistas no ven este camino como una opción.
"La economía ya no está desmonetizada como sí lo estaba en 2019, y el anclaje de expectativas es peor. La bala de economía desmonetizada ya se la gastaron, además de haber despejado incógnitas respecto del enfoque de política económica por la negativa", explicó Gabriel Caamaño, de Consultora Ledesma. Advirtió que hay una relación de riesgo-costo entre restricciones más severas y una mayor volatilidad nominal que se traduzca en mayor inflación y brecha cambiaria.
La capacidad de financiamiento en el mercado local es mayor que el año pasado, pero aun así las disponibilidades no alcanzarían a cubrir ni cerca de lo que requeriría si se aplica media cuarentena de 2020, aseguró Matías Rajnerman, de Ecolatina. El Gobierno apuesta a cubrir por esta vía el 40% del déficit primario de este año, por lo que gastos corrientes adicionales serían difíciles de afrontar, mientras que el resto será con emisión.
"El margen es menor que en 2020, porque además de aumentar el gasto se va a reducir la recaudación. Hay que ver qué restricicones ponen, por cuánto tiempo y cómo afecta el consumo", dijo, además de coincidir en que el margen para emitir es muy escaso. También remarcó que la asistencia ante eventuales restricciones generarán un exceso de liquidez que podrían derivar en nuevas presiones sobre el dólar oficial y la brecha cambiaria.
Matías Surt, de la consultora Invecq, señaló que existe un gran riesgo de desatar una crisis económica si vuelven a adoptarse las restricciones sanitarias a la actividad, debido a que la megaemisión monetaria 2020 dejó a la economía "al borde del estallido que sigue latente" pero que está disimulado por los ingresos extraordinarios por los aumentos de las commodities.
"La principal preocupación del equipo económico debería ser la corrección del déficit fiscal lo más rápido posible. La emisión monetaria como herramienta de financiamiento, como lo fue en 2020, creo que es un gran error que no debería repetirse. No sabemos hasta cuando durarán las extraordinarias condiciones internacionales, por lo cual no debería confiarse en eso", señaló Surt.
El Presupuesto 2021 proyecta un déficit fiscal primario de 4,5% del PBI para este año y un rojo financiero de 6% del producto. De esta última cifra, unos $ 1,2 billones se financiarían con emisión monetaria, mientras que la meta es cubrir el resto con en el mercado local.
Son cifras menores a las de 2020, pero muy similares a las estimaciones oficiales que excluyen el gasto asociado al Covid, por lo que no está previsto que el resto del gasto disminuya. Es decir, el financiamiento previsto del BCRA ya está en niveles muy elevados sin tener erogaciones de apoyo a las restricciones del Covid en carpeta.
A pesar de que en 2020 el rojo primario había cerrado dos puntos porcentuales del PBI por debajo de lo previsto en el presupuesto y esperanzó a algunos analistas con un ajuste bajista del déficit, por la posibilidad de repetir parte de la asistencia el equipo económico no redujo su meta fiscal de 2021.
La otra fuente de pesos que le quedaría al Gobierno pasa por la colocación de títulos en pesos al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSeS), que según el balance de fines de 2020 permitiría, bajo la legislación actual, financiar al Tesoro con $ 379.000 millones, aunque evidentemente agotar esta instancia supondría una señal realmente negativa.
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