La consultora nacional Scentia, expertos en consumo masivo y canales de distribución, realizó un profundo estudio que analiza ingresos de individuos y hogares, mide el impacto de la cuarentena tanto en los segmentos formales como los informales, desglosa el consumo masivo por fechas y canales, recorre la participación de productos y –finalmente- proyecta escenarios para el 2020.
Para el análisis, explicó Osvaldo del Rio, director ejecutivo de la consultora, midieron por tracking de caja 95% de las cadenas de supermercados y mayoristas e incluyeron "una muestra de más de 1000 supermercados asiáticos y de farmacias" y "una muestra sumamente representativa de almacenes y negocios tradicionales". "El informe de Scentia -asegura- es el registro más completo del mercado”.
70% de los hogares tienen ingresos inferiores a $ 38.600
El estudio señala que, en el país, el Estado entrega dinero vía salarios, jubilaciones, pensiones o subsidios a casi 50% de las personas. Y destaca otro dato: más de 20% de los ingresos que se pagan no tienen ningún tipo de registro fiscal o tributario. Como muestra de esto, el empleo doméstico no registrado es 3% del total de la población con ingresos, mientras el servicio doméstico registrado es sólo 2%.
Los que reciben ingresos informales son justamente quienes viven de modo más dramático la crisis económica que se profundizó en la cuarentena.
Según el informe, si se mide a la población que percibe ingresos de modo formal o informal, 70% de los individuos reciben $ 19.500 o menos, cifra impactante por lo bajo si además se tienen en cuenta que 30% tienen ingresos mensuales inferiores a $ 13.600. Los “ricos” con ingresos superiores los $ 61.500 no llegan a 3% del total del universo que perciben ingresos mensuales.
El reporte de Scentia agrega que si se analizan los ingresos por hogar, en los que se suman los ingresos de 2 o 3 personas, 70% de recine menos de $ 38.600 por mes.
Pre Covid-19, el total de hogares tenía ingresos por $ 950.000 millones mensuales. A mediados de abril, se redujeron 19% hasta $ 780.000 millones, a los que se suman $ 78.000 millones que el Gobierno destinó para ayuda social. Así, la caída se "moderó" hasta el 11%.
Los sectores que más impacto negativo tuvieron fueron los empleos no registrados que representaban 15% del total de los ingresos y pasaron a ser 9%, y los asalariados privados, que eran 25% de la base y ahora –producto de suspensiones, desvinculaciones y reducciones- son 15% del total. Todas las categorías se vieron afectadas salvo las relacionadas con el Estado tales como planes sociales, Jubilaciones y asalariados públicos.
Caídas del gasto fijo de 30%
La “billetera” de los argentinos –pre Covid 19- destinaba 43% a gastos fijos como impuestos, alquileres y servicios. Los artículos de alimentos, bebidas y de limpieza representaban 32% del gasto, recreación 7% y los los "activos" (préstamos hipotecarios o prendarios y ahorro) 17%.
Los gastos fijos y recreativos representaban $ 485.000 millones mensuales. Cayeron drásticamente en 30%, lo que en valores absolutos implicó que este mercado se achique a 322.000 millones.
Salvo los ligados a la conectividad, todos los rubros tuvieron fuertes caídas. Educación y Salud que representaban 23% del gasto cayeron a 16%, Alquileres y transporte de 14% a 9%, el muy golpeado sector de vestimenta y calzados, de 18% a 11%, Recreación y esparcimiento de 14 % a 7% y los Impuestos y Servicios pasaron de pesar 21% a 15%.
El consumo masivo se reactivó, pero en abril volvieron a caer supermercados y farmacias.
Del total de los ingresos se destina 32% a los afectados a limpieza del hogar, higiene y alimentos. Si se analiza cómo se distribuye en los distintos canales 36,3% son las cadenas de supermercado y 33,9% los autoservicios, en su mayoría asiáticos.
Contra la sensación general, la venta minorista que se canaliza por intermedio de los mayoristas es solo 3,9%, los tradicionales 17,6% y Farmacias 7,4%.
Pre pandemia, el e-commerce de los retails no alcanzaba 1% de las ventas.
Los supermercados en la Argentina a fines de los 90 tenían casi 52% de las ventas. Dato que contrasta con el 36% actual. Este sector viene pasándola muy mal desde hace 5 años. Durante el año pasado sus ventas en volumen habían caído 7,2%. Esta involución es peor aún si se suma que viene de caídas de 1,7% en 2018 y de 3,4% en el 2017.
Juan Vasco, Director Ejecutivo de ASU, explica esta pérdida de competitividad: “La realidad es que los supermercados pagamos todos los impuestos, tenemos regulaciones sanitarias y municipales que cumplimos, el 100% de nuestro personal está registrado. En abril de 2018 el Ministerio de Trabajo realizó un relevamiento en AMBA a comercios independientes. El 76% de éstos incumplían con la formalidad laboral de sus empleados. Por otro lado, es muy difícil que un comercio de alimentos te dé una factura, mientras nosotros el 100% de las ventas están registradas. Es muy difícil competir cuando las reglas no son iguales para todos”.
El estoqueo que realizó la gente a partir de la segunda semana de marzo, arrojó por primera vez números positivos en el trimestre, con un incremento del volumen de 2,3%. Pero para abril los supermercados volvieron a números negativos en volumen con -1,2% interanual.
Desde el sector argumentan que influye en esta situación la menor cantidad de horas abiertas, las colas para ingresar y la menor cantidad de gente que puede estar en los locales.
Precisamente por el punto anterior se explica que los autoservicios asiáticos incrementaron en el primer trimestre su volumen en 6% y prácticamente duplicaron sus tickets promedios. Abril fue auspicioso para ellos con incrementos de 8,2% en volumen.
Las ventas que los consumidores finales realizan en los mayoristas tuvieron un incremento acumulado a marzo de 2,4% y en abril a 7,5%.
Las farmacias, a marzo, habían crecido en volumen contra el año anterior en 4,6%. Sin embargo sus ventas en abril cayeron 7,5% internual, un nivel alarmante para la industria. La caída se debió fundamentalmente a que se derrumbaron las ventas de medicamentos recetados.
El e-commerce en las cadenas pasó de un histórico 1% de las ventas a 4%. Lejos de ser moda se puede decir que es una tendencia. Sólo a modo de ejemplo, las frutas y verduras hoy son la tercera categoría que más participa, con casi 9%, un porción imposible de pensar en –por ejemplo- enero de este año.
Productos y marcas
En los supermercados chinos, las C Brands (o primeros precios) crecieron 2 puntos porcentuales frente al mismo período del año pasado representando 24% del volumen. Suerte opuesta tuvieron en este canal las primeras marcas, que pasaron de pesar 59% a 57%.
En el canal mayorista, las primeras marcas pasaron de pesar 58% a 56%; las segundas marcas, de 19% a 21%; los primeros precios, de 14% a 15%, y las marcas propias también tienen un aumento de 1 punto porcentual, de 14% en 2019 y a 15% ahora.
En los supermercados tradicionales las primeras marcas pierden dos puntos este año, de 60% en el 2019 a 58% en el 2020. Primeros precios crecen 2 puntos y pesan este año 12% al igual que las marcas propias que ya participan de 14%.
Próximos escenarios
En términos históricos el consumo masivo siguió, con más o menos variaciones, la curva del PBI. No es lo que sucedió el año pasado. Mientras el PBI nacional cayó 2019 -2,2%, el consumo masivo se derrumbó a -7,6%.
Osvaldo del Rio entiende que esto sucede “porque en un contexto en que la inflación le gana a los ingresos reales la variable de ajuste que realiza la gente es el consumo de alimentos y artículos de limpieza”.
El primer semestre, según la investigación de Scentia, terminará con números positivos en volumen de 2,8%.
Sin embargo, el segundo semestre es el gran desafío. En caso de buenas noticias como que se arregle el acuerdo por la deuda, la ayuda social continúe y no se dispare la inflación, el segundo semestre terminaría con -3% de caída del consumo. Lo que implicaría un empate técnico de crecimiento 0 respecto al año pasado.
Pero si la inflación no se puede controlar, desde Scentia proyectan un segundo semestre en un escenario de media con una caída de -8%. Con lo cual el año licuaría los números positivos del primer semestre y finalizaría en el ciclo anual en -2,7%.
El informe contempla también un escenario más negativo, con proyecciones de -12% en el semestre y una caída anual de -4,7%.
Tu opinión enriquece este artículo: