Una de las claves del DNU 70/2023 con el que el gobierno inició su mandato fue la desregulación del sistema de salud. De esta manera, se liberaron las restricciones de precios, se impulsó la libre competencia entre las empresas y se agregó la posibilidad para que los beneficiarios elijan libremente entre obras sociales y prepagas.
En este contexto, las empresas de la salud se tuvieron que adaptar a una nueva realidad. "La desregulación de la salud fue algo importante. Las empresas nos tuvimos que adaptar y pasamos de estar controladas a entender que la situación era otra, justo en un contexto macroeconómico que no ayudaba mucho", dijo Fernando Werlen, director general de SanCor Salud en el Encuentro de los Líderes, un evento que organizaron la semana pasada El Cronista y revista Apertura.
"Nos vimos en una encrucijada muy importante, pero, a partir de esto, se inició una nueva era en la salud. No solo nos pone a prueba, sino que nos exige muchísimo más, porque tenemos más oportunidades pero tenemos que empezar a trabajarlas, como los planes parciales", comentó el empresario.
A su vez, el ejecutivo reveló que, en los últimos 10 años, la empresa pasó de tener 170.000 asociados a 800.000 en la actualidad. "Toda esta fortaleza proviene desde el interior", dijo, a la vez que contó cuál es la clave para el crecimiento. "Hay que adaptarse a la situación de cada uno. En este caso, a las expectativas del asociado".
Cadena en crisis
Por su parte, José De All, CEO de Medicus, dijo: "Después de la pandemia, la industria de la cadena de valor de la salud que empieza con las prepagas pero que sigue con las clínicas, los sanatorios, los centros de diagnóstico y los médicos individuales, tuvo un proceso de crisis muy grave".
Y continuó: "Veníamos de dos o tres años en los que parecíamos los héroes de la película y quedamos totalmente marginados. En esa recomposición hubo una serie de acciones y medidas que iniciaron con el nuevo gobierno y que tienen una perspectiva que nos hace ver el futuro con mucho optimismo".
Con el cambio de la industria, las empresas tuvieron que repensar su oferta de planes. "Nos dimos cuenta de que la gente no está dispuesta a pagar precios exorbitantes por determinadas coberturas", comentó. Y añadió: "Por eso creamos nuevos servicios y planes alternativos a los anteriores".
A su vez, sumó que "hubo un aprendizaje de toda la sociedad, de los consumidores y de las empresas que contratan servicios de salud en cuanto a qué realmente necesitan para tener una buena cobertura y qué es superfluo".
Además, develó que, muchas veces, "cuando compramos una cobertura médica, pagamos de más porque compramos algunos atributos de productos, como, por ejemplo, reintegros, que, en general, no se usan. No todo lo que se demanda en salud es realmente necesario. En esos casos, es realmente importante el trabajo con los médicos para poder ayudar al paciente a conducirlo en el sistema y evitar algunos aspectos de autoservicio que son detrimentales, no solamente para el costo de los planes, sino, potencialmente, para la salud del paciente".
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