Claramente no es una percepción errada: una enorme mayoría de los latinoamericanos consideran que los celulares deberían extender su vida útil y motivos no le faltan. Si miramos hacia atrás y analizamos las características del hardware de los teléfonos premium de 2014 (por ejemplo) constataremos que un gama media de hoy (modelo 2019) es totalmente compatible, sin embargo es muy probable que muy pocos usuarios estén utilizando hoy un celular de aquel año (por más premium que haya sido en su momento).
“El promedio de recambio en la Argentina es de dos años”, nos confió el N° 1 de la oficina local de una marca que vende teléfonos en el país. Ahora bien, ¿son los usuarios los que quieren renovar su smartphone cumplido ese período o los obliga el funcionamiento del equipo? Apuesto a que si fuera una encuesta, ganaría la segunda opción por amplia mayoría, entonces se trata casi de una profecía autocumplida de parte de la industria que tiene un nombre: obsolescencia programada. Los usuarios lo saben y definitivamente no les es indiferente.
De acuerdo a un estudio sobre los puntos críticos que identifican los usuarios latinoamericanos de celulares, solicitado por HMD Global, fabricante de Nokia, el 72% identificó que su principal preocupación con respecto al uso de smartphones es que estos se vuelven obsoletos rápidamente, viéndose obligados a cambiarlos en muy poco tiempo. Además, el 80% coincidió en que este fenómeno tiene el potencial de convertirse en un inconveniente aún mayor a futuro, que puede afectar no solo a los usuarios, sino a la industria e incluso al medio ambiente.
A modo de gota que rebalsa el vaso sumemos un dato: Benito Muros, presidente de la Fundación Energía e Innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada, afirmó en una nota publicada en diciembre en El País que un celular actual podría durar entre 12 y 15 años tranquilamente (sin obsolescencia programada, obvio).
Según reflejó la encuesta realizada a más de 2.000 personas de Argentina, Chile, México, Colombia y Perú, entre las razones por las que los celulares dejan de ser funcionales se encuentra el bajo rendimiento de la batería y de la capacidad de almacenamiento (48%), que se vuelven lentos (35%), que se recalientan (28%), que el diseño comienza a lucir “viejo” (19%), que el software queda desactualizado (13%) y que los equipos quedan desprotegidos frente a las amenazas de virus (9%).
Basándose en estos datos la marca nacida en Finlandia promociona su promesa de mantener sus dispositivos con Android puro, seguro y actualizado, ya que es una de las firmas que se ha unido a la iniciativa Android One de Google, cuyo objetivo, según manifiestan desde el gigante, es que los teléfonos con el tiempo mantengan (e incluso mejoren) su rendimiento.
Al menos a nivel de declaración de principios e intenciones realmente tiene sentido: “Hemos actualizado nuestros equipos lanzados en 2017 en Android Nougat, en toda la gama de precio, algo que es único en la industria”, puntualiza Juan Olano, director de Portafolio de HMD Global para Américas.
Será interesante en este sentido escuchar a los usuarios una vez que sus equipos hayan superado los dos años de vida.
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