En 2023, la economía argentina tendría u$s 22.000 millones menos para repartir entre sus distintas urgencias, lo que impactará en una mayor restricción para pagar importaciones y, por lo tanto, en una caída de la actividad.
Así se desprende de un informe de la consultora Eco Go, una de las más pesimistas sobre el futuro inmediato de la economía. La firma que dirige Marina Dal Poggetto proyectó que la actividad se contraerá entre 2,8 y 3,2 por ciento, con una inflación de tres dígitos por delante.
Casi todo se reduce a la aritmética de los dólares. La sequía provocará una caída en la oferta exportable que, con un programa en marcha con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que obliga a acumular reservas, redundará en un menor saldo exportable. A eso se suma, este año, un egreso neto de divisas para pagarle al Fondo, que no se compensa con el ingreso de otros créditos de organismos multilaterales.
El Gobierno se comprometió a mantener inalteradas las metas del acuerdo con el Fondo, por lo que deberá acumular unos u$s 500 millones en el primer trimestre y u$s 4800 millones en el año. En el equipo económico hay miradas divergentes: están quienes creen que la meta de reservas debería reconsiderarse por el efecto de la sequía y los que ratifican la necesidad de mantenerla como señal al mercado.
MENOS EXPORTACIONES
Según Eco Go, las exportaciones caerían este año u$s 12.000 millones. Un mejor saldo exportable de energía (u$s 3000 millones) compensaría una caída en la cosecha de u$s 15.000 millones. En 2022, el buen desempeño exportador (u$s 90.000 millones) estuvo acompañado por un ingreso neto de divisas de u$s 4900 millones para pagarle al FMI. Son los dólares que ahora habrá que usar para pagarle al organismo vencimientos por u$s 4300 millones.
La variable de ajuste serán las importaciones. Para Eco Go, estas caerían en u$s 12.500 millones. La mitad de esa contracción sería el alivio de menores compras de energía, por mejores precios y mayor producción local: demandarían u$s 6800 millones menos. El resto de las importaciones de insumos, bienes de consumo y de capital caerían u$s 5700 millones. El pago de servicios al exterior también caería fuerte: u$s 4900 millones. Este fue excepcionalmente alto en 2022: se demandaron u$s 10.500 millones, o más del doble que el año previo. Una parte lo explicó el encarecimiento de los fletes. Los mecanismos para eludir el cepo cambiario también hicieron su parte.
Las importaciones sintieron un frenazo en diciembre que se habría replicado en enero, según Eco Go. El promedio mensual, neto de energía, fue de u$s 5700 millones en 2022. Pero en diciembre, cayó a u$s 4600 millones (u$s 5000 millones al sumar combustibles). Las empresas que acordaron precios y accedieron a una "ventanilla rápida" para pagar compras al exterior relatan que los fondos no fluyen como quisieran. Las autorizaciones para pagar servicios (el SIRASE) prácticamente se frenaron.
La dinámica de las importaciones también dependerá de la deuda comercial. Luego de las cancelaciones masivas de 2020 y 2021 y la regulación que obligó a refinanciar el 70% de los vencimientos. En la estimación de Eco Go, las refinanciaciones deberían alcanzar los u$s 6600 millones, número algo inferior a los u$s 8100 millones de 2022.
ALGO DE ACTIVIDAD
Para Analytica, el freno en la actividad que comenzó a notarse en el tercer trimestre llegó para quedarse, aunque estimó un avance de 1,6% en 2023, algo menor al 2% del Gobierno. El promedio del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) es aún más bajo: 0,4%.
"La caída de las importaciones desde el tercer trimestre del año pasado al cuarto es de 27,2%, similar a la del cuarto trimestre del 2017 y el segundo del 2019 (-26,8%). Las devaluaciones de entonces ahora fueron reemplazadas por restricciones al comercio", indicó Analytica. "Reducir los requerimientos de importaciones sin afectar la actividad económica es una operación muy compleja", añadió.
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