El Banco Interamericano de Desarrollo presentó un informe llamado Mejor gasto para mejores vidas, en donde se analiza el gasto público de América Latina y el Caribe. En términos absolutos, el organismo calcula en u$s 220.000 millones el costo de la ineficiencia en toda la región. Esto significa que trepa al 4,4% como porcentaje del PBI. De esta forma, supera al gasto corriente promedio en Salud (4,1%) y se acerca al de Educación (4,8%).
La Argentina es el país que obtuvo el peor resultado, ya que la ineficiencia del gasto público como porcentaje del PBI alcanza el 7,2%. Le siguen El Salvador, con el 6,5%, Bolivia, con el 6,3% y Nicaragua, con el 5%. En el otro extremo se encuentran Chile (1,8%), Perú (2,5%), Guatemala (2,7%) y Uruguay (3,7%). Brasil, la economía más grande de la región, se ubica medio punto porcentual debajo de la media, con un 3,9%.
El dato negativo de la Argentina se acrecienta debido a que tiene el mayor gasto total en relación al PBI, casi un 50%. En Chile no llega al 30% y en Perú apenas supera el 20%. El promedio de América Latina y el Caribe se ubica en el 30%.
El cálculo de la ineficiencia tiene tres componentes. El primero son las transferencias focalizadas. El informe explica que, en promedio, el 29,4% del gasto público en la región abarca transferencias. Allí se incluyen programas sociales, pensiones no contributivas, subsidios a empresas y pensiones contributivas. Los errores, el fraude o la corrupción reducen la eficiencia económica de estas intervenciones disminuyendo la cantidad de dinero destinada a los beneficiarios focalizados , se detalla en el estudio. Los otros dos son los malgastos en compras públicas y en remuneraciones a empleados.
Para tener un parámetro del alcance de este problema, el BID traza la analogía entre los u$s 220.000 millones de ineficiencias frente al producto total de Perú, que llega a u$s 190.000. Se acerca al de Chile, que se ubica en u$s 250.000.
La corrección de estas ineficiencias, según la publicación, bastaría para eliminar la indigencia e incluso reducir la pobreza en buena parte de la región. Traza además un paralelismo concreto: se podrían construir 1225 hospitales con 200 camas, a razón de 47 hospitales por país.
Otro de los problemas que detecta se vincula con la inversión pública. Y no es un fenómeno aislado, sino que se trata de una tendencia consolidada. Mientras que en el resto del mundo la inversión pública por persona creció un 50% en promedio, en América Latina solo se expandió en un 5%.
Además de los datos concretos, el informe brinda recomendaciones para mejorar la calidad de las políticas públicas. Por un lado, hacen hincapié en realizar análisis de costo-beneficio para elegir las mejores opciones presupuestarias. También alientan la creación de organismos que tengan como objetivo la planificación estratégica sobre los programas gubernamentales antes de determinar la asignación de recursos.
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