Cada noche se consolida como un clásico festivalero con una éxito desmedido, en cuatro noches pasaron más de diez mil espectadores que disfrutaron de más de seis horas de espectáculo ininterrumpido, salpicado de juegos, sorteos y gastronomía.
El Patio de Doña Pipa demuestra hasta ahora que hay opciones paralelas a la gran convocatoria del Festival de Doma y Folklore. Su gran afluencia de público, los niveles de ocupación gastronómica y la gran variedad de emprendedores y comerciantes que exponen y venden sus productos lo demuestran.
Jornada a jornada, las familias y grupos de amigos disfrutan de la música en vivo, de la gastronomía y de los atractivos que ofrece el predio para todas las edades.
El lugar está al pie nada más y nada menos de las Sierras Chicas, en el que fuera patio y zona de caseríos en la antigüedad cuando era productiva la Estancia Jesús María, hoy museo patrimonio de la humanidad. Está a metros del río Guanusacate separado por un puente de la calle principal del Anfiteatro José Hernández.
Al predio se accede en forma libre y gratuita, desde las 18hs. Se puede comprar y mirar la producción de los emprendedores, compartir con los niños diferentes atracciones, adquirir gastronomía de los food truck que incluyen una oferta de sándwiches, papas, helados, cerveza artesanal.
En el escenario, artistas ya consagrados y más de doscientos inscritos en el certámen “Camino al Festival”. Además, grupos o solistas folclóricos y academias de baile compiten para subirse al escenario Martín Fierro la noche del 14 de enero como premio a la elección que se conocerá el sábado 13.
Para llegar al Patio de Doña Pipa, caminé desde el Anfiteatro cruzando el puente sobre el río y a mano derecha está su entrada.
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