Mié 24/09/2008
Rodrigo Argañarás: “Estoy leyendo en la pagina web de La Voz del Interior, que el presidente de la AAT (Asociación Argentina de Tenis) dijo desde España lo siguiente: `Córdoba es complicado. Sería bueno. Pero es difícil desde el punto de vista logístico. Creo que va a ser en Buenos Aires, en el recinto que ha sido hasta ahora, en Parque Roca. Tiene lugar para 14.000 personas y Córdoba para 9.000, hay mucha diferencia´. El presidente de la Federación Argentina valoró, sobre todo, los numerosos aficionados que querrán presenciar la final. `La gente es importante y esto va a ser un revuelo brutal. ¿Cómo contentas a la gente si no es en un recinto en condiciones?´, dijo. Ahora yo me pregunto lo siguiente: Si es verdad lo que asegura el Tati Bugliotti, que puede aumentar la capacidad del Orfeo a 12.000 espectadores, esta diferencia no parece ser tan grande... es decir: permitiendo que entren 2.000 personas más no creo que estés conformando a todo el mundo, como pretende Morea. Además sería bueno recordarle que es presidente de la Asociación Argentina de Tenis y que Córdoba tambien es la Argentina... Pareciera que para los porteños es un pecado que una vez que la final de la Davis se juega en este país se la vayan a perder. Esta es una demostración clara que la falta de federalismo en este país es un tema medular de toda la sociedad, y no sólo de las mezquindades de los políticos. Ojalá que se haga en Córdoba, ojalá que la ganemos y ojalá que podamos demostrar y demostrarnos que podemos y debemos ser capaces de organizar eventos de esta envergadura y darnos con la alegría que por una vez, ¡Dios no atienda en Buenos Aires!".
Sobre el interior sometido, los porteños y todos esos temas de siempre, aquí.
Gustavo Fontana: “Íñigo. Días pasados en la sección `El Tiro del Final´ publicaste un párrafo donde el escritor hacía alusión a que si todo tiempo pasado fue mejor él se negaba a aceptarlo pensando -justamente- que si todo lo bueno que le podía ocurrir ya le había acontecido, se quedaba sin esperanza para el futuro. ¿A qué voy? Que -aún con los pronósticos a futuro y las evidencias del presente- si no renovamos a diario la esperanza y la trasladamos a nuestro desarrollo profesional, familiar y personal quedaremos desparramando lágrimas sobre ese tiempo pasado mejor, olvidándonos que todos los días -desde nuestro lugar- podemos mejorar aportando nuestra experiencia y capacidad a las situaciones a enfrentar. Abrazo”.
De esperanzas y racionalidades de cara al 2009, aquí.